La noche que Aldo llamó a casa, consiguió hacerse con la libreta de ahorros mientras ella dormía. Pero Flor era rápida y astuta. Cuando Aldo introdujo la cartilla en la ranura del cajero, la máquina se quedó con ella, avisando de que la cuenta había sido cancelada. Por ese motivo Aldo, llegó a mi tienda (aquella mañana), sin un céntimo para comprar la rosa deseada. Y ese mismo suceso, se repetiría meses mas tarde con otra de las cuentas que Aldo tenía abierta en otra entidad bancaria, estando yo presente en esa ocasión. Comenzaba el mes de Noviembre del 99 y la situación entre ellos dos, estaba a punto de estallar.
RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.