Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.

miércoles, 13 de febrero de 2008

16- LOS PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS.

Si algo no soporté jamás fue, la mentira y la falsedad. Qué incongruencia del destino!.....Pensando como yo pensaba, ir a toparme con una situación tan extraña!

Después de descubrir, tras su confesión, que Aldo tenía procesos penales con la justica protuguesa, creí que debía replantearme mi relación.
¿Verdaderamente era ese el tipo de hombre que yo deseaba para compartir mi vida?......Evidentemente, no. Y ya me podían decir socialmente que, "todos tenemos derecho a una segunda oportunidad"!.....Yo siempre me había mantenido al margen de riesgos y de la ilegalidad y no me apetecía nada, tenerlos metidos dentro de mi hogar.
Pero en definitiva, el problema que Aldo tenía pendiente, resultó ser un "mero trámite burocrático" entre las administraciones portuguesas y españolas, que el nuevo comprador de aquel famoso BMW accidentado en la frontera, dejó de formalizar cuando él se lo vendió.
Al parecer, cuando se vende un coche matriculado en un pais y ese automovil residirá en otro, se deben legalizar las matrículas en el de destino, cambiando las placas y pagando las tasas e impuestos pertinentes en el nuevo. Eso no fue cumplido. Pero no fue cumplido, no por desidia del nuevo comprador como él me dijo, si no por otro motivo.
Nunca me pregunté si aquel coche accidentado, había sido arreglado. Al darme su versión, dí por hecho que así había sido. Tristemente, no fue así.
Casi tres años después, me enteraría de que tras aquel nefasto accidente, la vehemencia de mi compañero, lo había llevado a vender otro BMW sin autorización del dueño. El trámite de cambio de placas de las españolas a las portuguesas nunca fue realizado, por la falta de documentación. Y ese coche fue requisado por robo, por la policía de portugual, muchos años antes de conocernos.
Ese era el proceso que Aldo tenía pendiente, amenazándolo con tres o cuatro años de cárcel. Sin embargo, hasta que nuestra relación no comenzó a deteriorarse, él, mantuvo su escueta verdad, dejando que yo dedujera y creyera lo que a él le convino explicar.
Años después, cuando descubrí la verdad de todo, la minuta de su abogado portugués ya había sido liquidada desde mi cuenta bancaria y con mis ingresos. Y Aldo tenía en su haber, una sentencia favorable que le eximía de toda culpa.
Su abogado portugués, era especialista en "determinado tipo de delincuencia". Y ellos dos, se conocían de toda la vida.
No fue este el único proceso que le conocí a Aldo.
Con el transcurso de nuestra relación, descubrí que mi compañero era poco menos que, un inadaptado social, que se tomaba bastante habitualmente, la justicia por su mano cual "vengador justiciero".

Ante mis cada día más amplias dudas a seguir con esa relación, mis amigos metidos en leyes y en los temas de la justicia, me invitaban a seguir y no darle la importancia que yo le estaba dando. A fin de cuentas, según ellos, Aldo podía ser algo impulsivo e inmaduro en sus reacciones pero "era un buen chaval". Y hasta la fecha y que se le conociera, no tenía ningún proceso de verdadera emvergadura ni preocupación. Solamente eran cuestiones de "reivindicaciones mal entendidas", que le habían hecho salirse un poco de la ley. Cuando Aldo se enfadaba, se tomaba la justicia por su mano.

Recordando las palabras de la psicóloga, aquella grafóloga que analizó su caligrafía, creí que para Aldo, sería conveniente un buen tratamiento.
Llevaba meses sin trabajar, se metía en problemas cuando las cosas no salían como él deseaba, la relación con su ex iba de mal en peor y la obsesión por su hija estaba aumentando.

No debí dar oidos a mis antiguas amistades. Cuando se trabaja entre delincuentes, posiblemente, se valoran las situaciones de forma inusual. Pero para un ciudadano medio, que nunca ha tenido problemas con la ley, determinadas actitudes son de temer.
Yo confié en la poca importancia que ellos daban a la situación de Aldo.....Confié en el consejo de la grafóloga al decirme que se pusiera en tratamiento.......Y confié demasiado en unas posibilidades que creí tener y que él supo desgastar y agotar a pasos de gigante.