Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

Datos personales

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.

jueves, 14 de febrero de 2008

18- UNA EXTRAÑA ACTITUD.

Aquella noche, al regresar a casa de la cena familiar, no “abrí la boca” en todo el trayecto. Esperé paciente a que Aldo me diera alguna explicación, pero el siguió callado, con su mirada agachada sin decir ni “mú”. Después de aparcar el coche, subió al piso, se desnudó y se metió rápidamente en la cama, dándome la espalda bruscamente.
Su actitud inusual, me desconcertó totalmente. Deduje que habiéndose sentido “pillado” en su mentira y habiéndose “pasado de listo” conmigo, sabía que yo le pediría cuentas. Y eso, era obvio que, por el momento y por el motivo que fuera, no estaba dispuesto a hacerlo. Creí que preferiría consultar con su almohada, para encontrar una convincente respuesta que darme. Así que esperé.
Pero a la mañana siguiente, salió mas pronto que de costumbre de casa, dándome la excusa de que, “tenía que llevar a la niña al colegio porque la madre estaba enferma y no podía llevarla ella”.
Aldo no llamó en todo el día por teléfono. Si yo marcaba su número de móvil, estaba apagado ó fuera de cobertura.
Extrañada y sorprendida, tuve la sensación de que “ese”, no era mi Aldo. ¡Esas actitudes no eran propias de él!. Hasta la fecha, nunca se había comportado así conmigo y siempre estuvo dedicado a mí....Si tenía cosas que hacer que le impidieran acompañarme, continuamente llamaba por teléfono para darme razón o saber de mí. (Mi compañero era adicto a los móviles y sus facturas telefónicas, ¡eran de susto!. Y al igual que ya sucedía con la madre de su hija, conmigo, era como si no supiera estar ni cinco minutos sin el permanente contacto.) Entonces……¿Por qué no me llamó en todo el día?
Hasta ese momento, mi pareja había sido siempre un buen y cordial comunicador. ¿Qué era lo que le estaba pasando?. ¿Le habría sucedido algo que no veía oportuno contar?. ¿Cual era su problema?

Recuerdo que aquella jornada, la viví con especial preocupación por no saber nada de él en todo el día. El único consuelo que hallé para tranquilizarme fue, pensar que pudiera estar enfadado con su propia metedura de pata. Quizás esperase que a mi se me pasara el enfado, “forzando la máquina” con su silencio. Pero lo cierto era que desde hacía unas semanas y ya antes de la Semana Santa, Aldo no estaba "normal". Y si habitualmente se le podía calificar como un conductor brusco y temerario, todavía con más motivo en situaciones de especial nerviosismo ó cuando no se sentía “centrado”, tal y como yo tenía la sensación de que estaba siendo el caso.
En el poco tiempo que le conocía, ya había sufrido tres accidentes, uno de los cuales (con el Peugeot), fue bastante grave. Y los peores incidentes al volante que llegó a tener a lo largo de su vida, siempre fueron coincidentes con sus crisis personales. (Como por ejemplo sucedió al fallecer Emi -su madre-, que a la vez coincidió con su segunda separación de Minda y aquel incidente con el BMW.)
¡Pues tal y como yo lo veía en aquellos días, me temía lo peor! Además sabía, que si sucediera algo, por desgracia, yo sería la última en enterarme.
Aldo todavía seguía empadronado en su antiguo domicilio y Flor (por lo que él me contaba) no sentía hacia mi persona, el mas mínimo aprecio. Ella estaba deseosa de recuperar al portugués y figurar a toda costa como su pareja. Por ese motivo y en el caso de suceder alguna cosa, deducía que ella, no me avisaría. Y ese pensamiento……¡Aún me angustiaba más!.

Era tarde y mientras daba forma a mis pensamientos, me quedé medio traspuesta sentada frente al televisor. Creí no haber pasado mucho tiempo entre sueños, cuando de pronto, el sonido de las llaves en la escalera, me despertó.
Incorporándome medio dormida, esperé a verlo entrar para saber si estaba bien. Al mirar el reloj, me dí cuenta de que habían pasado las dos de la madrugada. Aldo……¡Jamás había llegado tan tarde a casa sin tener trabajo y menos aún, sin avisar de su tardanza!. Pero lo peor de todo fue, que siguió con la misma actitud fría y distante del día anterior. Al entrar, me miró con recelo y sin mediar palabra, se quitó la ropa y se puso a dormir.
Nuevamente sorprendida por su actitud, le pregunté preocupada:....- ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?.-
La verdad es que en apariencia, se le veía perfectamente....Pero tuve que conformarme con mis deducciones pues, tampoco obtuve la respuesta deseada.
Sin comprender que era lo que estaba pasando, me senté en el sofá con las piernas cruzadas y me quedé recordando la conversación mantenida con mi padre, del día anterior. ¿Quizás yo hubiera hecho algo incorrecto que le hubiese molestado?....
Mientras él dormía, yo seguía repasando....Escena a escena, palabra por palabra.....¡Pero no conseguí entender nada!. ¿Qué era lo que había hecho yo?. ¡Aquella situación me estaba creando un sentimiento de culpa innecesario!.
Ya de mañana, agotada de tanto analizar, totalmente desvelada y sin haber dormido nada, me sobresaltó el sonido de su móvil.
El se apresuró a responder antes de que yo lo pudiera contestar y limitándose a escuchar sin apartar la mirada de mí, borró la llamada y lo apagó rápidamente. Acto seguido, se levantó y sin ducharse, se vistió con la misma ropa sucia del día anterior. Después, se marchó.
La tristeza empezaba a hacer mella en mí. Ya no me sentía “guerrera” y con ganas de pedirle explicaciones. En esos momentos, mi preocupación era, averiguar que estaba pasando con nuestra relación.

Aldo era muy hábil. Con su drástica actitud, había conseguido que yo pasara del enfado a la tristeza y del pedir explicaciones, al miedo de que la relación se rompiera.

Los días siguientes, pasaron más ó menos de igual forma. Y cada vez que yo intentaba acercarme a él y preguntar, me volvía a encontrar con su frialdad y su silencio. Su desagradable actitud y su estrategia, duraron hasta el siguiente fin de semana.
Las llamadas extrañas a su móvil a las horas más intempestivas, se sucedieron día tras día. En ocasiones discutía. Pero la mayor parte de ellas, se limitaba a escuchar. Parecía como si alguien quisiera recordarle algo similar a:…...”¡Hola! ¡No olvides que estoy aquí!”. Y yo empezaba a tener claro quién podía ser esa persona.
(Flor y yo sin conocernos, ya nos llevábamos mal. Con el tiempo llegué a odiarla como jamás creo que podré odiar a nadie. Y ese sentimiento, estoy segura de que -a día de hoy-, a pesar del tiempo transcurrido, sigue existiendo plenamente en ella. Quizás hoy, incluso, mas aún que en aquel entonces, tras todo lo sucedido años después.
Con el pasar de los meses, me fui dando cuenta de que siempre estaba en el lugar adecuado, justo en el momento más inoportuno para mí, pero más útil para ella. Sin embargo, la necesidad de sacar a flote mi relación, me enseñó a contrarrestarla. Aunque es cierto que nunca pude perdonarle que me obligara a vivir en permanente defensa. Para mí, ello, jamás hubiese sido necesario. Para ella, fue su obsesión.)

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

17- SOSPECHOSAS DESAPARICIONES.

Y mientras mi familia estaba fuera de la ciudad y yo me sacrifiqué por no dejarlo solo y hacerle compañía, a la vez que darle apoyo, la actitud de mi compañero cambió sospechosamente, como de la mañana a la noche.

"Un buen día Aldo, empezó a levantarse pronto nuevamente, sin regresar a casa hasta las once de la noche. Llegaba cansado y con las manos llenas de pintura.
Aquellas fiestas de Semana Santa, las pasé total y absolutamente sola. Ni Jueves Santo, ni Viernes, ni Sábado, ni tampoco el Domingo ó el Lunes de Pascua, pude disfrutar de su compañía. Y yo me decía a mí misma:….- Para estar así, mientras él hace pruebas en distintos lugares……¡Me podía haber ido con mis padres!.- Y tras esa conclusión…..¡Me sentía doblemente fastidiada!.
Una semana después, al coger mi coche una mañana, encontré sobre el salpicadero del mismo, una pequeña nota manuscrita en lápiz en la que se leía con toda claridad lo que era una lista de horas trabajadas en distintos días de la semana, desde hacía quince días atrás, hasta la fecha.

Al leerla me dí cuenta de que, mientras yo creía que mi compañero estaba haciendo pruebas en distintas empresas, la realidad era que estaba trabajando en algún sitio desde hacía quince días y no me había dicho nada.
O sea que……¡Yo seguía gastando en teléfono y prensa concertándole entrevistas de trabajo y confeccionándole con todo mi esmero sus curriculums y él, no solo no acudía a las visitas, sino que encima, teniendo trabajo, no fue capaz de comunicármelo!......
Evidentemente aquello me enfadó mucho. Su comportamiento me sonó a una buena tomadura de pelo. Pero......¿Por qué actuó de esa forma?
Al preguntarle por la noche, me dijo que había empezado a trabajar de encofrador en una empresa de la costa y que no quería decir nada, hasta saber con total seguridad, si entraba en la plantilla de la misma. Por el momento, solo tenía un contrato por Obra y Servicio. Y con la finalización del mismo, posiblemente, pudieran hacerlo fijo.
A pesar de mi extrañeza, (ya que desconocía totalmente los conocimientos de albañilería del portugués), me alegré por todos. El necesitaba tener ingresos y una ocupación, la niña su pensión y yo estabilizar la economía de mi casa. Así que tras su explicación, preferí olvidar mi enfado y me volví a sentir mal conmigo misma, por haber desconfiado de mi pareja. ¡Pero si aquel hombre “era un pedacito de pan”!......¡Mira que eres tonta, Desi!…..¿Cómo te va a engañar?....¡Con lo que Aldo te quiere!........(Me dije).
Pero con el regreso de mi familia de sus vacaciones de Pascua y tras reunirnos en casa, fue allí donde por casualidad, conocí la verdad y el engaño.

Durante el encuentro con su suegro y en una animada conversación, Aldo le comentaba a mi padre que, a pesar de no trabajar aún en empresa alguna, tenía ya un puesto asegurado en un sitio, aunque no comenzaría a trabajar, hasta el mes de Mayo.
Evidentemente el animado dialogo que mantenían ambos, demostraba la alegría por la buena noticia.
Yo escuchaba perpleja al pie de la puerta del comedor sin mediar palabra, mientras extrañada, los miraba. ¿A quién estaba mintiendo, a mi padre o a mí?
Supongo que con las ganas de darse importancia ante su suegro, Aldo olvidó totalmente, el argumento que días antes me dio a mí.
Cuando el portugués se percató de mi presencia, mirándome con seriedad, se calló. Y yo me pregunté en aquel instante; Si la versión que le estaba dando a papá era la real.......¿Qué demonios había estado haciendo durante aquellas semanas y todos los días de fiestas? ¿Por qué me dijo a mí que ya estaba trabajando, si a papá le había dicho que aún no había empezado?. Además, si había trabajado.....¿Donde estaba el dinero cobrado de las horas apuntadas en aquella lista?. Y lo mas importante……¿Por qué estaba mintiendo?.
(Eran muchas las cosas en esta vida que yo podía perdonar y tolerar. Quizás incluso.....¡Demasiadas!.
Seguramente era en exceso tolerante y confiada…...Pero si de verdad había algo que para mi jamás hubiera tenido disculpa, era el mentir y el matar. O en definitiva, hacer daño a alguien, con total conciencia de ello)".


Resrevados todos los derechos de autor-2007."Las Cosas que no se Deben Callar".

ADIOS A MIS VACACIONES.

En puertas de la Semana Santa y acercándose esos días de retiro y tranquilidad en los que poder dar un poco de descanso a sus cuerpos y mentes, Desi y su familia, tenían por costumbre viajar al pueblo para visitar a los familiares y amigos de Teruel. Pero ese año, no iba a ser posible para ella. Sus padres comenzaban a recelar de las excusas de su yerno al no encontrar empleo y no tenían nada claro lo que aquella relación, colmada de problemas, podría durar. En consecuencia, se negaron a que los acompañara. Desi, a pesar de su disgusto y su tristeza, nuevamente dio apoyo a su pareja y decidió no abandonar en la ciudad al que hubiera correspondido que la acompañara en sus vacaciones familiares.


RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

UNA AGRIA SONRISA.

Aldo era un hombre que raras veces se reía. Conmigo aprendió a sonreir y ser feliz.

Con el transcurso de los meses y la presión a la que estaba sometido, volvió a entristecer y comenzó a mostrarse extraño y taciturno.

Entonces comprendí que la temida depresión había hecho acto de presnencia en nuestras vidas.


RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

miércoles, 13 de febrero de 2008

DOBLE MORAL Y FALSAS MORALINAS.(Reflexiones)

Tras las Campañas Políticas y de Concienciación Ciudadana, los supuestos Derechos Humanos, los reconocimientos a los Derechos de los Presos, con la mentalización que la sociedad ha sufrido de que "todo reo tiene derecho a su reinserción", finalmente, no me pareció adecuado repudiar al hombre que demostraba quererme como lo estaba demostrando. El jamás, que yo supiera, había estado en una cárcel y nada en su actitud, me dio la más mínima pista de que no deseara rehacer su vida en todos los sentidos y confirmar que, verdaderamente, fuera un delincuente.

¿Acaso todos cuantos han sufrido un proceso judicial y han perdido el caso son delincuentes?
Por mucho que la sentencia diga que si, yo, hoy en día, lo dudo mucho. Los jueces con su decisión, pueden colgarnos el "cartelito", el San Benito, pero un delincuente de verdad, no es un ciudadano normal que en un momento determinado "mete la pata en una cuestión administrativa" sin ni tan siquiera tener idea ni voluntad de hacerlo mal. Existen demasiadas normas y leyes que los ciudadanos de a pie desconocemos. Cualquiera de nosotros, visto desde el prima judicial y "sentenciario", sería un delincuente en potencia. ¿Cuantas cosas hacemos mal?.......Seguro que muchas más de las que imaginamos.

Sin embargo, la palabra "delincuencia", determina a la persona que delinque. Y delinquir es transgredir y para transgredir, hay que conocer las normas y en consecuencia las leyes. El transgresor, disfruta saltándoselas. Quien se equivoca o desconoce, no es un transgresor. Simplemente, es un error o un ignorante. Por lo tanto, no debiera de estar penado con el seudónimo de "delincuente" y esa sentencia, no debiera de existir.
Pero por lo visto, para la justicia, es demasiado laborioso determinar quién delinque a "consciencia" o quién "mete la pata" por error. No se hacen distinciones.
La misma sociedad que demanda la comprensión y la reinserción de los presos, cuelga el cartelito de "delincuente" cuando una sentencia no ha sido a "tu favor". Sin embargo creo que, la historia, ha dejado patente, que numerosas sentencias en las que se ha tildado a una persona de ello, han sido erroneas por falsos y absurdos fundamentos basados en instrucciones deficitarias que a nadie le ha preocupado investigar.
La justicia se equivoca, por lo tanto......¿A quién creer?........
¿A esa sentencia posiblemente errada, o a ese ser que te mira demandando clemencia y una nueva oprtunidad?
Que se lo pregunten a los familiares y amigos de muchas de estas personas.
¿Vas a creerte antes a un juez que no sabes si está comprado y que no conoces de nada?.......O a quién te demuestra día a día que es un ciudadano de bien, por mucha sentencia contraria que se tenga.
¿Acaso la justicia está exenta de intereses y corrupción?..........

Existe una frase muy adecuada para estos casos:......"No mires mi pasado, ve lo que soy hoy y lo que quiero ser mañana. Solo necesito tiempo y confianza para demostrárlo".

16- LOS PRIMEROS DESCUBRIMIENTOS.

Si algo no soporté jamás fue, la mentira y la falsedad. Qué incongruencia del destino!.....Pensando como yo pensaba, ir a toparme con una situación tan extraña!

Después de descubrir, tras su confesión, que Aldo tenía procesos penales con la justica protuguesa, creí que debía replantearme mi relación.
¿Verdaderamente era ese el tipo de hombre que yo deseaba para compartir mi vida?......Evidentemente, no. Y ya me podían decir socialmente que, "todos tenemos derecho a una segunda oportunidad"!.....Yo siempre me había mantenido al margen de riesgos y de la ilegalidad y no me apetecía nada, tenerlos metidos dentro de mi hogar.
Pero en definitiva, el problema que Aldo tenía pendiente, resultó ser un "mero trámite burocrático" entre las administraciones portuguesas y españolas, que el nuevo comprador de aquel famoso BMW accidentado en la frontera, dejó de formalizar cuando él se lo vendió.
Al parecer, cuando se vende un coche matriculado en un pais y ese automovil residirá en otro, se deben legalizar las matrículas en el de destino, cambiando las placas y pagando las tasas e impuestos pertinentes en el nuevo. Eso no fue cumplido. Pero no fue cumplido, no por desidia del nuevo comprador como él me dijo, si no por otro motivo.
Nunca me pregunté si aquel coche accidentado, había sido arreglado. Al darme su versión, dí por hecho que así había sido. Tristemente, no fue así.
Casi tres años después, me enteraría de que tras aquel nefasto accidente, la vehemencia de mi compañero, lo había llevado a vender otro BMW sin autorización del dueño. El trámite de cambio de placas de las españolas a las portuguesas nunca fue realizado, por la falta de documentación. Y ese coche fue requisado por robo, por la policía de portugual, muchos años antes de conocernos.
Ese era el proceso que Aldo tenía pendiente, amenazándolo con tres o cuatro años de cárcel. Sin embargo, hasta que nuestra relación no comenzó a deteriorarse, él, mantuvo su escueta verdad, dejando que yo dedujera y creyera lo que a él le convino explicar.
Años después, cuando descubrí la verdad de todo, la minuta de su abogado portugués ya había sido liquidada desde mi cuenta bancaria y con mis ingresos. Y Aldo tenía en su haber, una sentencia favorable que le eximía de toda culpa.
Su abogado portugués, era especialista en "determinado tipo de delincuencia". Y ellos dos, se conocían de toda la vida.
No fue este el único proceso que le conocí a Aldo.
Con el transcurso de nuestra relación, descubrí que mi compañero era poco menos que, un inadaptado social, que se tomaba bastante habitualmente, la justicia por su mano cual "vengador justiciero".

Ante mis cada día más amplias dudas a seguir con esa relación, mis amigos metidos en leyes y en los temas de la justicia, me invitaban a seguir y no darle la importancia que yo le estaba dando. A fin de cuentas, según ellos, Aldo podía ser algo impulsivo e inmaduro en sus reacciones pero "era un buen chaval". Y hasta la fecha y que se le conociera, no tenía ningún proceso de verdadera emvergadura ni preocupación. Solamente eran cuestiones de "reivindicaciones mal entendidas", que le habían hecho salirse un poco de la ley. Cuando Aldo se enfadaba, se tomaba la justicia por su mano.

Recordando las palabras de la psicóloga, aquella grafóloga que analizó su caligrafía, creí que para Aldo, sería conveniente un buen tratamiento.
Llevaba meses sin trabajar, se metía en problemas cuando las cosas no salían como él deseaba, la relación con su ex iba de mal en peor y la obsesión por su hija estaba aumentando.

No debí dar oidos a mis antiguas amistades. Cuando se trabaja entre delincuentes, posiblemente, se valoran las situaciones de forma inusual. Pero para un ciudadano medio, que nunca ha tenido problemas con la ley, determinadas actitudes son de temer.
Yo confié en la poca importancia que ellos daban a la situación de Aldo.....Confié en el consejo de la grafóloga al decirme que se pusiera en tratamiento.......Y confié demasiado en unas posibilidades que creí tener y que él supo desgastar y agotar a pasos de gigante.

PADRES e HIJOS. (Reflexiones)

Las relaciones entre padres e hijos acostumbran a ser complicadas. Supongo que estareis de acuerdo en que, las diferencias generacionales, no ayudan a que este tipo de realciones sean habitualmente, fluidas y fáciles. Los padres deben esforzarse mucho en la comprensión y educación de los hijos, para poder llegar a un aceptable nivel de amistad y comunicación, que seguramente, será la base, el dia de mañana, para una relación adecuada que sepa salvar las diferencias de edad y pensamiento con el respeto necesario por ambas partes.

El cariño y protección que precisan los hijos, sobre todo los más pequeños, es otro de los factores a tener en cuenta, en un sano desarrollo mental y afectivo del menor. Y para conseguir todo ello, hace falta mucha dedicación y sacrificar muchas veces, aquellos momentos y caprichos, que los adultos precisamos.

También tenemos que tener cuidado con las aparentes concesiones de un menor a nuestras voluntades de adultos, pues aunque su cabecita nos esté dando permiso, es muy probable que jamás comprenda el por qué de nuestra petición si no se lo explicamos, creándole con el tiempo, un grave interrogante que puede terminar por convertirse en frustración.

Es necesario explicar a nuestros menores, todos nuestros por qués y nuestros movimientos. Ellos lo necesitan. Pero decirle a un niño........Sí porque, sí! o......No porque, no!, sin darle otro tipo de explicación, tan solo llevará a aquella criatura a sentirse incomprendida, si no abandonada. En el caso de Lauri, nadie le dio nunca explicaciones de nada. Y a pesar de la aparente precupación, generosidad y sacrificio de su padre hacia ella, con el tiempo, tuve ocasión de comprobar que Lauri, en definitiva, no dejaba de ser otra víctima más de las actitudes negligentes y poco claras de sus progenitores.




sábado, 9 de febrero de 2008

15- UN SUPUESTO CHANTAJE.

Aldo estaba metido en una difícil encrucijada. De una parte sus sentimientos. De otra.....Sus convicciones. A fin de cuentas y antes de su separación (bien o mal avenidos) tenía una mujer que, más o menos, lo cuidaba. Tenía una hija, su piso, su coche y su trabajo. No podía casarse porque no estaba divorciado.....Pero en definitiva, tenía todo aquello que sus padres le habían inculcado y aunque fuera un “hogar de mentira”, era su único hogar. Pero.....¿Y el amor? ¿Donde quedaba el amor?.....
Cuando él me expresó su deseo de separarse definitivamente de Flor dijo que……"¡Ya no aguantaba mas!" pero, que le daba mucho miedo pensar en lo que pasaría con su hija si él se separaba de ella. Aldo no confiaba en la madre y no quería imaginar como se sentiría la niña sin su papá. Lauri estaba enormemente unida a él.
Entonces me di cuenta de que las lágrimas se le escapaban de los ojos, mientras intentaba mantener su aparente frialdad.
¿Quién dijo que los hombres no deben llorar?. ¡Aquel hombre tenía todo el derecho del mundo a expresar su dolor! A patalear. ¡A rabiar!. Porque……Si todo lo contado era cierto.....¿Cómo se podía sentir?......
Tras su pérdida de empleo y su aparente desánimo al no conseguir otro nuevo......Humillado, utilizado, manipulado, maltratado, engañado......Y solo nos faltaban las presiones de Flor.

.....Se seguían viendo problemas legales y encierro. En verdad y para ser sincera, debo decir que lo achaqué a las ansias de dinero y de venganza que se detectaban en una mujer. Para mi, estaba claro el mensaje. Si no regresaba con ella, Flor le buscaría muchos problemas.
Aldo comenzó a inquietarse. De pronto, me dijo muy enfadado:.....- ¡Pues no estoy dispuesto a darle ni un céntimo más!. ¡Ya me ha robado bastante! ¡Y estoy decidido a recuperar la herencia de mi madre, aunque para ello, tenga que quitarle a la niña!.-
Añadió que, en el momento que él quisiera, a Lauri, la recuperaría.
¡Yo no tenía ni idea de lo que me estaba hablando!. Hasta ese día, jamás hubo mencionado nada sobre la herencia entregada a Flor. Pero entonces, recordé sus comentarios en torno a la defunción de Emi y el reparto de la herencia entre los hermanos.

....Fue entonces cuando me explicó que Flor, estaba tremendamente desequilibrada. Que solo había trabajado cuando la conoció y que desde entonces hasta la fecha, vivieron del dinero que a Aldo le quedó de la herencia de su difunta madre.
Al parecer Emi, disponía de tierras. Y con su defunción, sus seis hijos, cobraron los escudos correspondientes tras la venta de las mismas.
El entregó a Flor una cantidad considerable, para asegurarle el futuro a Lauri. Con el resto, se compró y comenzó los arreglos de una pequeña casita en un pueblo llamado Pombal, por aquello de tener algo “en la tierra que le vio nacer”. Durante algún tiempo, aquel hombre, no trabajó. Y por supuesto (al parecer) Flor, tampoco.
El se dedicó a arreglar y poner a punto su casita en Portugal. Y ella, según él......a vaguear.
Por aquel entonces, a pesar de tener ya a la niña, la familia de Aldo nunca estuvo de acuerdo con las características de la que le había hecho padre. El era el hijo de un honorable Oficial de la Policía y a demás el sobrino del Alcalde. Ella, simplemente, una analfabeta. Así que sintiéndose no admitida por su familia y desplazada en tierra ajena, decidió volver a España con su hija y abandonar al padre. Aldo se vio obligado a regresar si quería seguir junto a la niña. La historia vivida con Minda, se repitió con Flor.
Con la inversión efectuada en la casa y los operarios a medio pagar, corría el riesgo de perderlo todo. Pero él esperaba poder retornar en algún momento a su tierra portuguesa, después de haber convencido a su pareja de que debían regresar. Sin embargo, el destino, nuevamente le jugó una mala pasada. Y un problema judicial pediente relacionado con unas matrículas no legalizadas de un coche, dieron como fruto una orden de búsqueda y captura (por parte de la justicia portuguesa) que no le permitió volver a su tierra durante muchos años. Ese proceso todavía estaba pendiente de resolución.
Aldo se había quedado sin dinero para pagar a los abogados que tramitaban su defensa, sin casa y sin herencia.
De regreso a España, buscó nuevamente trabajo, mientras que Flor, siguió negándose a trabajar.
Ignoro que pasó con el dinero que él le dio a su compañera pero, es muy probable, que ella lo tuviese bien guardado, mientras nos lloraba y reclamaba dinero para mantener a su niña. ¡Menuda era Flor para soltar un duro!. ¡En la cuenta había entrado y muy posiblemente de la cuenta, ya no iba a salir mas!
Mientras tanto, Aldo seguía teniendo sobre sí un proceso penal con la justicia en Portugal que no le permitía (ni tan siquiera) ir a visitar a su familia. Pero supongo que a ella eso, no le importó.
Escuchando todo lo relatado sobre el carácter de la madre de su hija, era fácil entender que, posiblemente, por venganza a la no aceptación de su familia política y conocedora de que lo único con lo que le podía retener junto a ella era la cría, actuar de esa forma, fuera la manera mas fácil de tenerlo sometido a sus voluntades.
Supongo que por todo ello, la tachaba de egoísta y sinvergüenza y su ira conta ella, era imposible de superar.

....Siempre según la versión de Aldo y siguiendo con “su verdad”, me explicó algo que me chocó enormemente. Dijo que Flor no era la madre real de la niña. Que aceptó figurar como tal, a cambio del dinero que la verdadera madre le dio. (Al parecer, la supuesta madre de verdad, era la dueña del bar en donde trabajaba Flor cuando la conoció.). Me había mentido.
Aquella mujer, mantuvo relaciones con Aldo habiéndose quedado embarazada de él pero no quiso hacerse cargo del bebé.
Mi compañero siguió contando que, aquella “pobre” prostituta diabética (la palabra que él utilizaba era mucho más vulgar), no cuidaba de la cría, simple y llanamente……porque en el fondo, no la quería. A su ex, solo le interesó el dinero.
Según él, Flor, no sabía cocinar, ni se preocupaba de la compra. Tampoco se molestaba por llevarla al colegio. Ese era el motivo por el cual, siempre que podía, la llevaba él a la guardería. Ni siquiera se ocupaba de cambiar la ropa de la cama, ni de asear a la niña. Por ello, cada tarde, intentaba acudir a su casa y encargarse de esas cuestiones. Ese era el motivo real de que Aldo, no encontrase un trabajo. No era verdad que no lo contraran. Tenía que ocuparse de su hija.
En cuanto a él, contó que Flor lo maltrataba continuamente con sus insultos y manipulaciones a base de chantajes. ¡Y que hasta lo había intentado envenenar!

.....También me explicó que aquella “descejada”, vendió su último BMW, al enterarse de que él y yo estábamos saliendo juntos.
Aldo seguía hablando y hablando cada vez más acalorado y excitado, mientras explicaba que el dinero conseguido con la venta del coche, tampoco le fue devuelto para evitar que se lo gastara conmigo. Yo no salía de mi asombro.
Ese fue también el motivo de que Flor anulara las cuentas bancarias a las que Aldo tenía acceso y en las que él había ingresado sus sueldos. También me contó que en el momento de cobrar la herencia de “Emi” (que fue cuando Aldo se compró dicho vehículo), como él no podía legalizar su documentación por el proceso pendiente en Portugal, tanto el coche, como el dinero, fueron puestos a nombre de “la otra”. Y volvió a recordarme que, lo que Flor quería, era un hombre que la mantuviera para no tener que trabajar.
Dijo que estaba harto de lo gandula, sucia y desordenada que era. ¡Que no se duchaba!. ¡Que olía mal!……Y que desde que se marchó de su casa, la niña, vivía con una total falta de atención, ya que ella, solo dormía y dormía, atiborrada de pastillas durante todo el día. Decía que ella era drogadicta.
Parecía evidente que si Aldo seguía fuera de esa casa, el bien estar de su hija, corría peligro.

Ciertamente con la llegada de Lauri a casa, tuve oportunidad de comprobar el lamentable estado de suciedad y abandono que la niña sufría y constatar las amenazas de Flor con llevársela de la ciudad y no permitir al padre volver a verla más, si no me abandonaba.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

viernes, 8 de febrero de 2008

ANGUSTIA POR LA NIÑA.

Sus manos temblorosas, no le permitían encender cómodamente un cigarro. De pronto Aldo, me preguntó:…...- A pesar de tener una hija.......¿tú crees que tengo derecho a ser feliz?

Supuse que la respuesta era obvia. No solo para él, sino para cualquier persona.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

14- UN CASO APARENTE.

Sin querer ser arcaica en mis actitudes y en la buena intención de entender el amor de padre que él sentía hacia la niña, intenté no excederme en mi planteamiento, a la vez que le llamaba la atención por su comportamiento. Y Aldo, me escuchó pero, solo......aparentemente.

"Cuando Aldo regresó al coche, me pareció imprescindible mantener una seria conversación con él después de haber presenciado todo aquello. En primer lugar, no me pareció correcto que a la cría no se la riñera por amenazar con un puñetazo a su papá. Pero menos correcto me habían parecido aquellos besos que no correspondían a una niña de su edad y que a su padre le hacían tanta gracia.

Aldo estuvo de acuerdo y acabó dándome la razón. Pero aún así, pasarían algunos meses hasta que la relación entre padre e hija, empezara a ser más natural e “higiénica”. Al menos en apariencia.
A él le hacía muchísima gracia recibir los “morreos con lengua” de su hija y a la niña, le encantaba “marcar el terreno” ante mí. Era muy complicado que aquella cría entendiera (diciéndoselo yo) que, eso, no debía hacerlo. Suponía que cuanto más se lo reprochara, mas tendencia tendría a seguirlo haciendo. En consecuencia, para mí estaba claro que, eran sus padres quienes no debían permitirlo. No yo."

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".

13- RECELOS.

Nunca fui madre, ni nunca quise serlo pues, siempre consideré que, un hijo, debe ser algo muy deseado, al cual, se le tiene que dar toda la estabilidad, felicidad y cariño necesario para su buena salud, física y mental. Asegurarle un hogar y educación en condiciones, al igual que un entorno suficientemente motivador como para que esa criatura se forme y prepare adecuadamente para su futuro, hubiese sido para mí, la base idónea para dar ese paso. Por desgracia, los hombres de los cuales me enamoré, seguramente carecieron de la madurez y sentido común necesarios. Por lo que obviamente, jamás los consideré como padres adecuados para un posible bebé.
Tampoco contemplé la posibilidad de ser madre soltera, no por no estar de acuerdo en ello, si no porque la situación laboral tan cambiante vivida en mis años de juventud, no invitaba a ese tipo de planteamientos. Supongo que en el fondo.....Sencillamente, no lo deseé.

.....Pero el día que Aldo me habló de su hija y me mostró su fotografía, me di cuenta de que no me importaría nada conocerla. Incluso, con el paso de los meses, llegué a pensar que había sido una gran suerte conocer a ese encantador papá y encontrarme con una divertida “coleguita” que, quizás, quisiera ser mi amiga. A pesar de ello, nunca tuve la más mínima intención de ocupar el lugar de su madre. Cosa que Flor, siempre dudó.

Alertada por mi preocupación hacia la niña y mi buena disposición a ayudarlas a las dos mientras, el padre solucionaba su situación laboral, Flor comenzó a recelar de mis intenciones, creyendo que yo intentaría quitarle a su cría.
Por consiguiente, la presión que ya estaba ejerciendo sobre Aldo relacionada con la pensión impagada de su vástago, se incrementó brutalmente en el vano intento de que la relación que mantenía conmigo se rompiera. Y debo decir que, casi llegó a conseguirlo por aquellas fechas. Aunque también tengo que admitir que visto lo visto, al pasar los años, hoy posiblemente, se lo estaría agradeciendo.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

12- BIENVENIDA LAURI.

Mientras yo seguía esperanzada en que nuestro futuro se resolvería favorablemente, la toma de contacto y la presencia de Lauri en mi vida, aún me hizo ver con mucha mayor fuerza que mi existencia tenía un importante sentido.En ese momento creí entenderlo todo. Eramos una familia, con ex incluida. Y así lo acepté sin cuestión alguna, aunque no sin enojos.

"A pesar de mi extrañeza y buscando en los ojos de su padre una mirada de complicidad que me diera apoyo y aliento, ayudé a la pequeña a bajar del coche, mientras Aldo lo aparcaba. El estaba tan estupefacto como yo y al salir del automóvil, hizo el gesto de regañarla. Pero yo lo frené. Y no le permití que riñera a la niña, porque durante los minutos transcurridos entre “el grato saludo” y el aparcado del coche, Lauri, seguía con sus ojitos apretados y su cara de enfado, sin quitarme ojo de encima. Ni siquiera pestañeó.

Frente a mí, de pié y con sus manitas apretadas, tensa como una espada, siguió mirándome y mirándome, a la vez que mantuvo su ceño fruncido y su naricita arrugada, como hacía su papá cuando algo le molestaba. ¡Aquella cría daba la sensación de ser, un “alto inquisidor”!

Disimulando mi enojo y sin retirarle mi mirada, nos mantuvimos en esa actitud durante unos largos minutos. Frente a frente. Como si del reto más digno y decisivo, se tratara para ambas. Y seguramente fue así porque, la realidad era que yo, no estaba dispuesta a bajarle la guardia pues, de haberlo hecho, hubiese comprendido que ella era “la mas fuerte” de las dos. Y eso, sabía que no debía permitirlo si quería evitarme problemas a corto plazo.

Así que al igual que dos gatas enfrentadas, seguimos y seguimos mirándonos en silencio, sin mover ni un solo pie.

Al rato, la fuerza y testarudez de la niña, me empezó a parecer sospechosa. No había forma de que Lauri se “apeara del burro” y bajara la mirada. En su actitud, creí entrever mucha manipulación. Pensé que ningún crío, por mal educado que fuera y con tal corta edad, mantiene la mirada con semejante frialdad y descaro a un adulto. ¡Mucho menos!, a sabiendas de que lo que ha dicho ó hecho está mal. Segurmente ignoraba el significado de la palabra pero, ella tenía claro que, "aquello", me tenía que molestar. Ese era su objetivo. Y ello me demostraba que, la niña, se sentía orgullosa por haber llevado a cabo el “encargo”, para mí claro, de su mamá. Lauri quería "ganar" para tener contenta a su madre.

Me reafirmé en mi idea de no reñir a la niña por hacer lo que su madre le indicaba, aunque sí le hubiera dado una buena reprimenda a su progenitora por animar a un retaco de tres años, a utilizar ese tipo de vocabulario e intentar que, a través de la misma, yo entrara en el juego de las ofensas y descalificaciones. Así que quise quitarle total importancia al asunto y dicho incidente no vino más que a ratificar, la opinión que, en aquellos días, comenzaba a formarme de Flor.


No recuerdo porqué motivo Aldo, nos dejó solas un rato.

Ya habíamos subido a casa y durante el trayecto al ascensor, la niña, ni tan siquiera miró el suelo por donde pisó. ¡Le dio igual tropezarse, como que no!. Ella siguió con su mirada rabiosa y mal humorada fija en mi.

Lauri y yo, seguíamos mirándonos fijamente y en silencio, sentadas en el sofá de casa mientras mí cabeza buscaba, lo mas rápido posible, algo interesante para proponerle y conseguir despistarla de su obstinación…..¡Pero sin quitarle ojo, por supuesto!.

Eran casi las ocho de la tarde. Deduje que a una niña de su edad se le debía dar la cena más o menos a esa hora. Y........¿Qué crío se resiste a una suculenta hamburguesa?.

Decidida a poner en práctica mi idea, le propuse a Lauri, bajar al bar para comernos el calentito manjar. A pesar de todo, creí que la niña (que en esos momentos ya no estaba solo enfada conmigo, sino también con su papá por haberla dejado sola “con esa P” que era yo), respondería que no. Sin embargo, estaba claro que la cría, contra mí, en realidad, no tenía nada.

A Lauri se le iluminaron sus negros ojitos cuando escuchó la palabra “hamburguesa”. Y súbitamente, cambió su expresión de enojo por otra mas relajada, mientras asentía con su cabeza. Así pues, le dejamos la clásica nota colgada en la puerta de la nevera a papá y bajamos a la calle.

A pesar de su hostilidad y a regañadientes, me dejó cogerla de su manita y una vez sentadas en la mesa y en terreno neutral, volvió a insultarme con cara de “terrorífica malvada”.

Haciendo caso omiso……¡como el que no oye la cosa!......le coloqué la servilleta en su cuello (a forma de babero) y mientras el camarero la miraba perplejo, yo le guiñé el ojo y me encogí de hombros, a la vez que en mi cara perfilaba una sonrisa de lado a lado. Había que disimular.

Realmente era chocante presenciar como aquella “enana”, me intentaba provocar una y otra vez. ¡Pero me resistía a darle la importancia que ella esperaba que le diera! Sentía que debía desconcertarla. ¡Romperle los esquemas!. Si me mostraba enfadada, sería peor.

Ya servidas las dichosas hamburguesas y con los platos sobre la mesa, yo empezaba a perder la paciencia. Pero observé que poco a poco, bien fuera por la boca llena ó por qué se había distraído del objetivo indicado por su madre (que evidentemente no era otro que sacarme de mis casillas y encontrarla lo más antipática posible), me pareció que la niña estaba más relajada. Fue entonces cuando aproveché para entrar “al trapo”. Así que con tacto, intenté sonsacarla y averiguar de donde demonios había sacado Lauri la “dichosa palabreja”.

La niña, con morritos y la cabeza agachada, dijo que era….”Lo que La Flor, le había dicho que dijera”. Y entonces me preguntó con su vocecita de “mimo”……- ¿No te enfadas?-

Afortunadamente para mí, en aquel instante, su padre, ya había regresado de su ausencia y presenció la “confesión” de su hija sin pestañear pues, yo comenzaba a sentirme como esas profesoras feas y antipáticas que casi todos hemos conocido en edad de preescolar. La llegada de Aldo a la mesa, me dio un buen respiro.

Entre los dos, le explicamos a la niña que esa era una palabra muy fea para que las “chicas tan guapas y listas como ella”, las dijeran. Y también le explicamos, como pudimos y a “grosso modo”, nuestra situación y la de mamá, para que la niña pudiese entender algo de lo que estaba sucediendo entre nosotros. No era justo que la pequeña se quedara únicamente con la versión, a buen seguro deformada, de su madre.


Era ya tarde y debíamos llevar a Lauri de vuelta a su casa. Pero por el camino, hubieron nuevos problemas pues, ella se empeñó en sentase delante, mientras su padre conducía. Se sentía ofendida por no ser la “copiloto” y ser yo quién se sentara en ese lugar, junto a papá. Y ello, no estaba dispuesta a perdonarlo fácilmente.

Como eso, por su propia seguridad no le fue permitido, se dedicó a coger a su padre por el cuello con el brazo, mientras conducía, “intentándolo ahogar”. ¡La verdad es que nos dio el trayecto! Entre gritos y aspavientos, a duras penas, conseguimos llegar a su hogar. Una vez allí y antes de entregársela a su madre, a Lauri le dio por levantarle el puño a su padre, como si un puñetazo le fuese a dar. Y cada vez que Aldo intentaba darle un beso, la niña realizaba el mismo gesto. De pronto Aldo, la cogió y con un rápido giro, la pasó de atrás a delante, la sentó sobre él y le dijo:….- ¡Dame un morreo!.-

La niña se rió con una enorme carcajada y mirándome de reojo y con mucha picardía, abrazó a su padre por el cuello y como si de su novio se tratara……¡Lo besó en la boca sacando la lengua!

¡Yo no podía creer lo que estaba viendo!. ¿Qué era lo que esos padres hacían con su hija?......

Con la niña en brazos, mi compañero salió del coche y la subió a casa de su madre. Lauri, ni se despidió de mí, por supuesto".

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".

TRISTE CEBO.

Esos locos bajitos, como Serrat los define en una de sus canciones, saben muy bien como robarnos el corazón. Aunque en este caso, bien debo decir que siempre me quedará la duda, de quién lo robó a quién.
Lauri era una niña minúscula, testaruda y mal educada. Esquiva como “gato escaldado” y con cara de “enfado permanente”, parecía ignorar lo que era reír. Con la misma expresión y pose de su padre, a la vez que vestida como un “pilluelo”, asemejaba la réplica exacta de Aldo pero……en chiquitín.

Desi se quedó sumamente extrañada cuando en su primer encuentro con ella, la niña le dedicó con cara de rabia y como único saludo, la palabra “puta”. Tan solo tenía tres tiernos añitos.


RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

11- DESDE NOVIEMBRE DEL 99, HASTA MARZO DEL 2000.

Durante el mes de Noviembre del 99 Aldo, se estableció definitivamente en mi casa y antes de que las Navidades fuesen celebradas, estaba en la calle despedido por ladrón.
No hará falta que os recuerde que nadie consiguió demostrar dicha acusación por lo que su despido resultó ser "improcedente". No volvió a ser aceptado por su jefe en el establecimiento y fue indemnizado por dicho despido hacia los meses de Marzo o Abril del 2000. Esas Navidades las pasamos en una permanente "Luna de Miel".
A pesar del desagradable despido, de quedarme aislada de mis amigos, de no facilitarme las visitas a mi familia y de sus problemas con mi perrito, Aldo y yo, disfrutabamos de los primeros meses de una idílica convivencia.
Mi negocio funcionaba a la perfección y nos permitía facilmente mantenernos sin níngún tipo de sacrificio. Dos coches, el suyo y el mio..........Dos plazas de parking, la suya y la mia...........Regalos, caprichos y extras para su ex y su hija. La manutención de dos personas y un perro y tener todos los pagos al dia.
En aquellos momentos, me sentía orgullosa de poderle dar a mi compañero el bienestar deseado y no dudaba de que no tardaría en encontrar una nueva ocupación y en esmerarse en hacerme más feliz aún.
Le había visto trabajar, sabía la confianza que mi amigo Candi (el dueño del bar) le tenía, antes del fraudulento despido. Era consciente de su avidez y audacia para resolver adecuadamente sus problemas.
Aldo era un hombre hecho a la calle, despierto, locuaz, brillante, de mente agil y resuelta, acostumbrado a salir a flote por sí mismo. Sería muy extraño que en poco tiempo, no consiguiera ocuparse. Sin embargo, los acontecimientos, no fueron como yo los había previsto. Celebradas las fiestas y el año nuevo, Aldo, siguió sin encontrar empleo.

Día a día veía como se angustiaba y se enfadaba porque tras las pruebas a las que se prestaba, no conseguía que nadie le hiciese un contrato. Se quejaba de que el racismo estaba presente en la ciudad y renegaba de los que se aprovechaban de tenerlo trabajando durante días, para después, ni tan siquiera pagarle las jornadas cumplidas.
Enero pasó y también Febrero y Marzo..........Con la llegada de la Semana Santa, las cosas comenzaron a torcerse para mi.
Sin los ingresos de Aldo y el ritmo que estábamos manteniendo, debíamos preveer y comenzar a reducir los gastos. Tal y como se planteaban las cosas, parecía que su ausencia de trabajo, podría ser mas larga de lo que en inicio debió ser.
Si durante los meses anteriores él, se había mostrado en perfecto equilibrio y feliz, su ausencia de ocupación lo estaba llevando a una situación de nerviosismo y desánimo que a mi, no me gustaba en absoluto. Sabía que si caía en una depresión, sería mucho más complicado que rehiciera su situación. Así que intenté por todos los medios animarlo sin presionarlo y no dejar que se hundiera ante su frustración laboral.
Pero poco a poco me fui dando cuenta de que aunque yo consiguiera levantarlo y animarlo, él se volvía a hundir cada vez que visitaba a su hija en casa de su ex. Y tras la visita, el desánimo le duraba semanas.
Lo cierto es que tras esos meses de convivencia, había podido comprobar las broncas y enfrentamientos tan enormes y desmedidos que ellos dos mantenían por teléfono, según él, porque Flor le reclama la pensión de su hija.
Si mi comercio había facturado favorablemente durante los años anteriores, el 2000 y 2001 fueron años extraños en los que con la entrada del euro, la economía se hizo muy variable.
Yo no podía comprometerme a seguir manteniéndolo todo sin su ayuda. Si queríamos seguir juntos, tenía que encontrar un trabajo y participar de los gastos del hogar. Pero también era consciente de que, existiendo una niña de tres años de edad y con una madre enferma de diabetes, era necesario colaborar con ellas, al menos, hasta que él solucionase su problema.
Me encendía y me ponía muy nerviosa cuando después de estar callándome toda la semana, intentándo darle ánimos y que siguiera buscando en los anuncios de los periodicos mientras yo le redactaba sus curriculums, ella, en una sola tarde, conseguía hundirlo hasta límites insospechados.

La triste realidad fue que, pasados los cuatro años de convivencia con él, tan solo hubo trabajado por un espacio de un año y dos meses, repartidos en un periodo de nueve meses en otra empresa de la que también fue despedido por robo y diversos empleos en los que, según él, tras pocos dias de trabajo, le habían "tomado el pelo".
Así que, yo sepa, ni a mi llegó a darme jamás una triste mesualidad de colaboración en los gastos de casa, ni indemnización alguna, ni dinero de casi ningún tipo y a Flor, la pensión de la niña, no le fue pagada más allá de los tres meses que yo se la di a él para que se la diera a ella. Después de esos tres meses Aldo, se enfadó y decidió que debía ser la madre quién trabajara para mantener a su hija.
Pero esa fue otra extraña historia de las tantas que viví con ellos dos.

Ahora, cuando miro atrás me pregunto, si realmente se llegaron a conocer en aquel bar de aquel pueblo, aquella noche de copas.......O en verdad se conocieron en algún psiquiátrico de la ciudad.
La extraña relación de amor-odio que ambos tenían establecida, no llegué a entenderla........hasta el final.

jueves, 7 de febrero de 2008

ROMPIENDO TÓPICOS. (Reflexiones)

Muchas personas creen que la Víctimas de Malos Tratos nos "sometemos" a nuestro agresor "porque estamos enganchadas a ellos sexualmente".
El tan mencionado machismo, caracter posesivo y dominante de los-as maltratadores, es otro de los puntos que también se barajan como bastante fiables ante, las valoraciones generales de estos problemas. Una supesta baja educación y nivel social, cultura y religión, serían otros de los factores que se dan como válidos.
Pero alguien se ha preguntado en verdad..........¿Cómo es posible que, en el caso de que esos tópicos fueran ciertos, una mujer, se niege a hacer el amor con su "enganche deseado" propiciando con su negativa, la "excusa", a una posterior violación?..........
Si el problema fuera el machismo, caracter posesivo y dominante...........¿qué mujer de hoy en día, sensata, se prestaría a ello sumisa y voluntariamente?...........
Si el problema fuese la baja educación y cultura de los implicados en el problema........¿Cómo es posible entonces que, lo mismo sean agredidas mujeres jóvenes y estudiantes con carrera que, mujeres amas de casa que han entregado su vida entera a hijos y marido que, mujeres emprendedoras y con negocios propios acostumbradas a tomar decisiones y moverse en un mundo de gestión masculina?

¿No son tópicos bastante absurdos?.....o......¿Acaso las víctimas somos tontas?

Creo que hoy en día ya ha quedado suficientemente demostrado que las Víctimas de Malos Tratos pueden serlo de cualquier tipo de condición y que si tan "enganchadas" estuviesen sexualmente a sus compañeros, no se separarían de ellos o no se negarían a sus voluntades.
La realidad de los tristes acontecimientos cotidianos demuestra que, las víctimas de estos delitos, acostumbramos a salir a la luz pública en el momento que decidimos "plantarnos". Y cuando alguien dice "hasta aquí he llegado" es porque no existe enganche alguno.

Llegados a este punto, debo preguntarme entonces.............¿Qué creeis que es lo que nos mantiene junto a un individuo de esta calaña el tiempo que podamos estar? ¿Quizás obligaciones, imposiciones o chantajes?........
¿Nuestra ignorancia y falta de cultura?..........¿Nuestra necesidad de sexo?...........¿Nuestra necesidad de protección y amor?...........O ¿qué?
¿Os lo habeis preguntado realmente?

Mirando hacia atrás y basándome en mi caso, os puedo decir que Aldo, ni me protegió nunca de nada, ni me dio amor, ni tan siquiera fue buen amante. Para serlo, es necesario saber comprender las necesidades del compañero y saber respetar sus voluntades. No todo termina en un buen movimiento pélvico. El, nunca lo llegó a hacer. Por lo tanto debo aclarar que poco sexo hubo entre nosotros.
Cuando una persona no se siente apoyada y mimada por su pareja, las ganas de ese tipo de prácticas, acostumbran a desaparecer.
En cuanto a su posesividad, dominación y egoismo, recordaros que desde el principio lo camufló con, una aparente galantería, amabilidad y preocupación por nuestra relación que desbordaba la realidad cotidiana.
Respecto a la falta de cultura y bajo nivel social, tengo que decir a mi favor y a favor de cuantas víctimas se hayan visto y se vean en trances similares al mio, con personas extranjeras que, es muy fácil vender la historia de una vida cuando sabes que no van a poder comprobar nada de cuanto dices.
Y en relación a las tendencias religiosas, tan solo puedo añadir que Aldo, era católico y devoto a la Virgen de Fátima. Al menos eso dijo y eso demostró.

Por consiguiente, volvemos al inicio. ¿No sería más correcto dividir a los maltratadores-as en diversos grupos y dejar claro que son ellos quienes mienten, embaucan y manipulan a todos cuantos les rodean?
¿Donde comienza el maltrato y hasta donde existe el enganche o la complicidad?
¿Es lo mismo hablar de un psicópata que de un maltratador vulgar?
¿Realmente es justo meterlos a todos en el mismo saco?......o......¿En verdad existen serias diferencias que no se están teniendo en cuenta?

sábado, 2 de febrero de 2008

10- FORJANDO CAMINO.

Ante la situación tan complicada que Aldo estaba sufriendo, terminé por decidir aceptar su presencia en mi casa. Creí que caminaríamos en el mis mo sentido y hacia los mismos objetivos. Es decir, construir una vida en común. Sin embargo el tiempo demostró que, no era así.

"Nunca soporté que me abrazaran mientras dormía, pues siempre preferí sentirme “libre” durante mi tiempo de “dulces sueños”. Sin embargo con Aldo, me sentía protegida cuando me “encolomaba” (como él llamaba a dormir abrazados) y me reconfortaba sentir su respiración permanentemente en mi nuca a lo largo de la noche. Tal y como nos dormíamos……nos despertábamos por la mañana. Supongo que ni tan siquiera nos movíamos, para no estorbarnos el uno al otro.
¡Aquel hombre, ni siquiera roncaba!. Aunque tiempo después, me di cuenta de que no roncaba, ¡porque no dormía!. Aldo, muy habitualmente, sufría de insomnio.
Era dulce y delicado hasta en sus expresiones más íntimas. Siempre con mucho tacto y cuidado. Limpio y aseado. En definitiva, todo lo que creo que muchas mujeres hubiéramos deseado de nuestro “príncipe azul”. ¿Si?....Pues yo, lo tenía.
Durante los casi cuatro años que estuvimos conviviendo en mi pequeño apartamento y durmiendo juntos en aquella pequeña cama de metro veinte, jamás nos estorbamos......Hasta que llegó el último momento.
El siempre estaba contento y feliz conmigo. ¡Nunca discutíamos! Y muy habitualmente recordaba cómo nos habíamos conocido y comparaba lo “amargado” y aburrido que vivía antes de ello. Realmente le veía muy feliz y enamorado…..Y junto a él, yo también lo era.
Inicialmente no me importó ceder parte de mi “parcela” y de mi vida en el interior de mi pequeño apartamento. Ni dormir mas apretada en mi cama. Ni no disponer de la ropa de la misma cuando, él durmiendo, me la quitaba. Ni hacer cola en el baño……Ni preparar la comida para dos personas……Ni perder mi espacio en el armario y tener que apretujar mi ropa en el otro módulo…….
Pero lo que sí me importó y que siempre llevé mal en esta cesión de parcela fue, recluir a mi perrito, a un segundo plano porque, según Aldo decía, “a los perros había que tratarlos como perros que son” y según él, yo al mío, lo tenía como a un bebé mimado. Pero aunque eso fuese cierto……¡No por ello era un perro consentido!. Mi Chiqui siempre ha sido un can limpio, obediente y bien educado.
En ocasiones Aldo, se enfadaba con él como si de un rival se tratara. Aunque pronto se le pasaba y se apresuraba a jugar. Sobretodo…..cuando yo los observaba.
Es cierto que veía en mi compañero, una actitud algo forzada con “mi coleguita de cuatro patas”. Y esa era, una de las cosas que me chocaban más de él. Pero suponía y deseaba que, con el tiempo, se iría acostumbrando a su presencia.
¡Tonta! ¡Tonta y tonta!. Emilia (la veterinaria), me decía:..…- No te creas que porque hoy le ha hecho buena cara a Chiqui, está aprendiendo a quererlo. ¡Es mentira!. Lo hace por quedar bien contigo. Cuando tú te das la vuelta, seguro que le saca la lengua ó le da patadas. A una persona que piensa así de los perros….¡No le gustan hoy y no le gustan mañana!. Pero hasta que no veas por ti misma que lo que te digo es cierto, no me creerás. ¡Y ojalá me equivoque! Por el bien tuyo y el de tu Chiqui….¡Te veo tan enamorada!. Pero piensa que hay parejas que llegan incluso a romper porque, uno de los dos, no soporta ó le tiene celos al perro. Desi, eso, lo he visto yo.-
Lógicamente no la creí. Y el no creerla me pudo haber hecho sufrir más de lo que hubiese imaginado nunca.
Y mientras seguía aferrándome a la idea de que mi encantadora pareja se acostumbraría a su peludo compañero de piso, no hacía más que preguntarme……¿Cómo podía ser posible que alguien se resistiera al encanto de “mi maravilloso peluche”?.
Definitivamente Aldo, disimulando sus actitudes hacia “mi can”, me convenció de que Emilia exageraba. Y aunque este problema, en definitiva y con el tiempo, creí que se superaría, fue solo una de las cosas que nunca se llegaron a solucionar en nuestra convivencia, por mucho tiempo que hubiese podido pasar.
Lo siguiente que más me costó aceptar fue, el no poder disponer de mi tiempo y de mi coche libremente, como hasta el momento lo había hecho. El monopolizaba mi tiempo y mi libertad. Aldo necesitaba controlar lo que yo hacía y el donde y con quién estaba, continuamente y en consecuencia, disponía de mi coche, siempre que lo decidía.
En ocasiones, se llevaba mi R-5 para ir a ver a su hija o a trabajar. Con lo cual, el “paseo montañés” de mi perrito y la posterior visita, comida y tertulia familiar a casa de mis padres o con mis amigos, se convertía en algo bastante mas complicado de realizar (por no decir imposible), para mí. Pero claro está, (me decía a mí misma)……¡Si vives con alguien, no puedes seguir haciendo vida de soltera!. ¡El amor es saber compartir y respetar!.
……¡Qué lástima!.........

Esa misma frase se la debí aplicar a él, en vez de aplicármela a mí misma.

Lo de ceder cajones y módulos de armario, o no poder utilizar el baño siempre que una quiere, ni el tiempo que a una le “da la gana”……¡Pase!. Pero eso de que me requisaran el coche y me impidieran estar con mi familia, lo llevaba francamente mal. Decidí que ese problema debíamos trabajarlo a fondo pues, a fin de cuentas, el coche era mío y no estaba dispuesta a que me dejara limitada en mis salidas de fin de semana mientras él, trabajaba o visitaba a la niña, solo porque mi coche le resultara más económico de consumo que el suyo. Esa era su excusa.
Y nuevamente me tengo que llamar…¡Tonta! ¡Tonta y tonta!. Para mi desgracia, esa fue otra de mis batallas perdidas con él. ¿Fue egoísmo ó una forma más de tenerme controlada y distanciarme de los míos premeditadamente?.
Por el momento, yo acabaría cediendo a sus actos y voluntades para evitar discusiones y terminaría acostumbrándome a caminar por el asfalto con mi Chiqui, yendo sin coche a todas partes. Absurdo pero cierto.
De paso él, tenía el dominio total de la situación.
Sabía que no iría a verlo al trabajo. Sabía donde estaba en todo momento y a qué horas (con toda seguridad), iba a estar en casa; ya que…….¡No te vas a recorrer la ciudad andando y de noche, con un perro a pie!….
Con Aldo en mi vida, se había terminado la privacidad, la autonomía y la libertad. Pero yo seguía convencida de que un hombre así, merecía mucho la pena.
Pensé que con el tiempo, nos iríamos amoldando el uno al otro. ¡No en vano se dice, que los dos primeros años de convivencia, son los más difíciles de compartir!.
Pero en ocasiones, era un poco complicado para mí, aceptar sus excentricidades, pues debo reconocer que soy bastante metódica y ordenada en mis cosas. De hecho soy, de las que hoy coloco aquí un cenicero y dentro de diez años, ese cenicero, deberá seguir en “su sitio”, a menos que yo, haya decidido cambiarlo de lugar.
¡Aldo era la antítesis del orden! Y en un apartamento de cuarenta y pocos metros cuadrados......O pones orden en tu vida, ó el caos te puede devorar. Conseguir que se acostumbrara a guardar sus cosas y que no tocara o chafardeara las mías fue, otra de las tareas mas arduas para mí. De hecho……¡Tampoco lo conseguí!. Así hubiese colocado candados y cerrojos en todos los cajones y puertas del apartamento……Aldo, hubiera conseguido abrirlos y seguramente habría seguido chafardeándolo absolutamente todo. Era totalmente necesario para él, controlar toda mi vida y saberlo todo.
Años después, conocí el por qué de su obsesión. En aquel momento, simplemente, no comprendí……¿Cómo se podía llegar a ser tan sumamente chafardero?."
"Mi gran memoria, me permitía darme perfecta cuenta de cuando había metido mano en mis cajones ó a mis papeles. ¡Aquello me indignaba!. ¡Era superior a mi!. Y me preguntaba....Si yo no le toco nada, ¿por qué demonios tiene que meter sus narices en lo que no es suyo!?. Pero cuando le preguntaba, siempre me daba una buena respuesta:.....- Estaba buscando las tijeras, ó.....Estaba buscando un apartado en tu carpeta que me permitiera espacio para guardar mis documentos -…….
Y yo, qué le iba a decir....¡Pues nada!, porque si tienes que desconfiar de la persona con quién duermes, ¿a donde vamos a llegar?. ¡Me sentía como una boba malpensada! Y al día siguiente, le compraba una carpeta nueva para que él guardase en ella sus documentos más privados, intentando evitar así, que siguiera revolviendo en los míos. Pero la carpeta nueva, nunca le duraba más allá de dos días pues, curiosamente y sin saber por qué motivo, la mayor parte de las cosas que yo le compraba o regalaba, desaparecían casi de inmediato de casa.
Según él, las perdía. Sin embargo, algunas de “esas cosas” (como por ejemplo las joyas), al cabo del tiempo, extrañamente, volvían a aparecer en casa.
Sus excusas en estos casos eran, decirme que las había llevado a una casa de empeño para poderme dar dinero en los momentos de ausencia de trabajo, ó que simplemente, las había perdido y vuelto a encontrar o prestado a su hija.
En las mañanas de domingo, le gustaba levantarse pronto y bajar a visitar a su niña antes de empezar a trabajar. Después de ver a Lauri, regresaba a casa, preparaba el desayuno y sirviéndomelo en la cama, lo compartía conmigo. Luego, se quedaba echado……Dormitando a mi lado, hasta que yo me levantaba.
Aldo tenía problemas crónicos de sueño por lo que a veces, se quedaba dormido a las horas más inverosímiles. Eso, al principio, tampoco fue ningún problema.
A la hora de comer, lo mismo preparaba él la comida o podía ser yo la cocinera de esa jornada. Y cuando le daba a él por cocinar, puedo asegurar que, con sus platillos portugueses.... ¡Te chupabas los dedos!. ¡Ah!....Y además, las tardes de Domingo…..¡Me las dedicaba integras a mí, porque no le gustaba el fútbol!.
Aquello era increíble pero, cierto. Aldo era……¡“El no va más”! Decididamente era el hombre de mi vida......A pesar de todo. Chafardero, desordenado y posesivo. ¡Pero genial! "


Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".

viernes, 1 de febrero de 2008

ASTUCIAS.

La noche que Aldo llamó a casa, consiguió hacerse con la libreta de ahorros mientras ella dormía. Pero Flor era rápida y astuta. Cuando Aldo introdujo la cartilla en la ranura del cajero, la máquina se quedó con ella, avisando de que la cuenta había sido cancelada. Por ese motivo Aldo, llegó a mi tienda (aquella mañana), sin un céntimo para comprar la rosa deseada. Y ese mismo suceso, se repetiría meses mas tarde con otra de las cuentas que Aldo tenía abierta en otra entidad bancaria, estando yo presente en esa ocasión. Comenzaba el mes de Noviembre del 99 y la situación entre ellos dos, estaba a punto de estallar.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

9- SU CÓMPLICE.

Flor era una mujer de 32 años, morena y más bien gordita. Su pelo castaño y liso, cortado en media melena, siempre lo recogía en una diminuta coleta. Su complexión, al igual que la de Aldo y la mía, era más bien pequeña. De tez clara y cara redonda, habitualmente destacaba, sus pequeños labios en color rojo pasión. Con andares hombrunos y calzando viejas camperas, se vestía con tejanos gastados.
No se podía decir de ella, que fuera una mujer en exceso femenina. Más bien daba la impresión, de una chica ruda y tosca, de carácter fuerte y claras convicciones. Insistente, vasta y testaruda, chocaba totalmente con la apariencia refinada de Aldo.
Pero si algo llamó la atención en mí, de aquella mujer, fueron sus cejas. Mejor dicho…..¡La ausencia de ellas!. No estaba de moda en aquellos años, quitarse las cejas. Más bien aquella fue, una moda de los años setenta y sin embargo, ella, se paseaba por la calle con aquel look extraño y una rara expresión.
Pero con el paso del tiempo y según la fui conociendo, entendí el porqué de su extraña apariencia. Al parecer, cada vez que a Flor le daba una de sus crisis de histeria y ansiedad, se arrancaba con los dedos, los pelos de sus cejas. Y un buen día descubrí, curiosamente......que mi compañero, también sufría el mismo tic.

....Entonces me contó que una tarde (llegando de su trabajo), se encontró a la madre de su hija con un amigo de su suegro en la cama. Al parecer, la pareja atravesaba una mala racha económica y a cambio de dinero, Flor, prestó “sus favores”.
……- Desde ese momento (dijo Aldo), decidí “pasar” definitivamente de ella.-
El ya no volvió a esforzarse nunca más por crear un falso hogar. A fin de cuentas.....Todo había sido un pacto.
Después de dicho incidente, los “engaños” (por llamarlos de alguna manera) hacia su compañera, se sucedieron, uno detrás de otro. Aldo llegó a mantener relaciones con su propia sobrina Diana, la cual era la “canguro” de la niña. Y paralelamente a Flor, también mantuvo relaciones con una vecina. Cuando nos conocimos, tenía una amante que (según él contó), era la mujer de un guardia civil vecino de mi barrio.
¡Que pena de vida! (me decía a mi misma mientras lo escuchaba). Pero por desgracia, demasiado habitualmente entre parejas mal avenidas y sin amor, se dan episodios similares. Eso todos lo sabemos. Y es muy triste que, los niños y los adultos, se obliguen a vivir sin amor, ni respeto, dentro de cuatro paredes cuando, fuera de ellas y planteándose las cosas de otra manera, tienen posibilidades de ser mucho más felices.
Pero cada pareja es un mundo y yo no era quién para aconsejar, ni decidir. Todo aquello me parecía lamentable.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

LA EX..

En verdad me hubiese merecido todo el respeto
del mundo, por el simple hecho de ser la madre de su hija. Pero en ocasiones, nos encontramos en nuestro camino con personas tan complicadas, desagradables y conflictivas que, por mucho que te esfuerzas y lo intentas, solo consiguen hacerte despreciar la vida.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

8- PRESIÓN.

Ante mi resistencia a aceptarlo en el hogar e intentar frenar sus impulsos, en el vano intento de conocernos más a fondo antes de tomar una decisión, Aldo incrementó brutalmente su presión.

"Durante la semana siguiente, Aldo vino a visitarme (cada noche sin falta), a la salida de su trabajo.
Sobre las dos de la madrugada, llegaba a la puerta de casa y daba un discreto timbrazo, mi perro se despertaba, daba un tímido ¡guau! y yo me levantaba contenta y muerta de sueño para recibir a mi amor. Ponía música, le servía su “chupito” y sentados en la cama, apoyados uno sobre el otro, compartíamos una hora ó dos de animada conversación. Charlábamos sobre cómo había ido el día, planes de futuro, broncas con su ex, qué tal mi negocio etc. etc……Después, se despedía y se marchaba respetuosamente a su casa.
Cada mañana me llamaba para darme los “buenos días” y comprobar que no me quedara dormida. El era muy consciente de que al romperme el sueño e ir cansada, sería posible no oír el despertador cuando sonara. Parecía ciertamente muy considerado. Todo en él, era tacto y delicadeza.
Pero ahora, al analizar lo relatado, dudo de si lo hacía por estar enamorado de mí ó simplemente fue una treta para obligarme a decidir con mayor premura. A mayor cansancio, mayor prisa tendría yo por resolver la situación.
Estaba claro que mientras él siguiera fuera de casa, yo seguiría recibiendo sus visitas y rompiendo mi sueño, lo cual originaría en mí, el deseo de terminar las “noches de sueño interruptus” y ello, precipitaría su entrada en casa que, en definitiva…..era lo que él deseaba. Pero ese detalle, al igual que otros, no los vi hasta mucho tiempo después.
Mientras tanto yo, seguía feliz aunque “hecha polvo” y durante el día, comentaba con mi amiga Francis, como había transcurrido la visita de rigor de Arnaldo. Mis dudas, mis miedos.......¡En fin!. Esas cosas que la mayoría de las personas comentamos cuando nos sentimos inseguras en una situación. Entre dudas e hipótesis, transcurrían nuestras conversaciones. Pero en definitiva, fue mi cuñada Marta, la que me dio el argumento que yo necesitaba para decidirme. ¡Ya no éramos niños!......Y ambos, estábamos de vuelta......digamos que, de “unas cuantas cosas”.
A mi él me encantaba y Arnaldo necesitaba una solución rápida a su problema. ¿Qué había de malo en facilitarnos las cosas y darnos un voto de confianza?....... - A fin de cuentas, si la cosa no funciona.......¡Se deja!.....intentando no perjudicar a nadie y……¡Listos!. Para algo sois adultos.- (Añadió). - ¡No te lo pienses más Desi!. ¡Ya has sufrido mucho!. Tienes derecho a ser feliz y tener tu pareja. ¡No tienes porqué pensar que esta vez también se tiene que estropear!. ¡Sé positiva!. Esta vez saldrá bien. Ya lo verás.-
Marta tenía razón. Mi cuñada era una chica muy sensata a pesar de su juventud.
Así que durante esa semana, entre los consejos de Francis y los de Marta, empecé a ver las cosas más claras. Además.......¡El sueño me mataba! ¡No podía seguir así!.
Supongo que mi naturaleza positiva e impulsiva, me invitó a resolver con rapidez. Y ese mismo fin de semana, le di permiso a Arnaldo para que trajera sus cosas a casa. A partir de ese momento.........Dejó de ser “el Arnaldo” para pasar a ser “mi Aldo”.
(Ahora me doy cuenta de lo que vale escucharse a una misma. Siempre se dice que es muy importante la intuición, pues es, como la voz de un “Guía Protector” ó nuestro “Pepito Grillo” que nos aconseja desde el interior. ¡A mi esa voz me frenaba!. La oía pero.......No la quise escuchar. Tan solo tomé conciencia de lo que me decía, algunos años después. Pero en aquellos tiempos, la ilusión, me provocó una grave sordera.)"

"Estábamos casi en el final de mes. Aldo había traído ropa, zapatos y distintos enseres a casa. Pero lo hacía con lentitud. Muy poquito a poco. Y a mí, me extrañaba mucho su actitud.
Al preguntarle, decía que era para que, “la otra”, no se enterara de que “se estaba yendo” pues, si se percataba de lo que él estaba haciendo, no le dejaría sacar sus cosas del piso.
Habían días en los que venía con dos ó tres camisas puestas, una encima de la otra. ¡Yo no entendía nada!.
- Pero Aldo…..¿No erais vosotros los que teníais prisa en regularizar vuestra situación? (le preguntaba).- Y él me respondía que Flor era, ¡tan variable! que tan pronto decidía una cosa, como otra. Así que para evitar problemas ante su hijita, prefería hacer las cosas de esa manera, porque de otra forma……”se le podría complicar todo”.
La verdad es que durante los cuatro años de convivencia, me di cuenta de que él tenía razón. Y durante muchos meses después de su llegada, aún siguió trayendo ropa a casa que, según él dijo.......”Flor, la tenía escondida bajo la cama”.
Todo aquello me parecía muy lamentable. La vida que Aldo había tenido con aquella mujer, debía haber sido un horrible infierno. ¿Qué tipo de relación habrían mantenido ellos dos, para tener que llevar a cabo una ruptura tan extraña?.
Pero lo cierto es que, a pesar de algunas cosas “algo raras” (siempre relacionadas con Flor y su hija), entre nosotros, los días, iban transcurriendo tranquilos y felices como cualquier pareja de recién enamorados. Después de mis dos anteriores relaciones, la paz y tranquilidad que Aldo me proporcionaba con su compañía, cariño y dedicación, la agradecía cada mañana."

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Calar".

7- ALEGRÍA, FELICIDAD Y....CONFUSIÓN.

Siempre hay una primera vez para todo. Y esa noche Desi, no tuvo ganas de separarse de él pero, sentía tanto miedo al pensar en pasar la noche juntos que le resultaba sumamente difícil invitarlo a subir. Se sentía como un bebé dando sus primeros pasos. Insegura, asustada, nerviosa......¡Ella no quería que todo aquello hubiese pasado, por ver la vida de su nuevo amigo, demasiado complicada! Sin embargo, su mirada comprensiva y llena de ternura, la convenció para dar el primer paso. Finalmente, superando sus propios conflictos, lo invitó a subir.

....Habitualmente nos despedíamos en la portería de mi casa. Ni tan siquiera había llegado nunca al ascensor. Pero aquella noche, después de cerrar la cristalera que daba acceso a la escalera, me sentí distinta. Lo miré a través del cristal, mientras desde el otro lado él, levantaba la mano diciéndome adiós. Caminé por el vestíbulo de la portería unos pasos más. Después, me giré para ver qué era lo que hacía.
Arnaldo caminaba lentamente hacia el coche, pensativo, con la cabeza agachada y las manos en los bolsillos. Nunca me pidió subir a casa y hasta ese momento, yo tampoco lo invité. Al llegar a la puerta del automóvil, se giró y me volvió a saludar.
Normalmente, no arrancaba el vehículo hasta que me veía entrar en el ascensor. Así que viéndome allí parada, rápidamente se acercó al portal y a través del cristal, me preguntó:…..- ¿Te pasa algo? -.
Pensativa le sonreí y abrí la puerta. Ambos nos quedamos en silencio, mientras nos miramos a los ojos. Serios. Con la mirada fija el uno en el otro.....

Arnaldo se mostraba muy prudente, mientras yo le enseñaba mi pequeño apartamento. Cogiendo unos vasos de tubo, le ofrecí una “copa” para romper el hielo. El se sentó en el sofá, mientras seguíamos hablando, a la vez que con la mirada, iba observando toda la estancia. Se interesó por los cuadros y dibujos colgados en las paredes......- Son míos.- (le dije).....- Los hice yo.-
Y para dar mas ambiente a la velada y relajarnos adecuadamente, puse en el aparato de música una cinta de Maria Betania. Al oír la letra en portugués, se le iluminaron sus ojos y con cara de interrogación, me miró emocionado, añadiendo:....- ¡Hace tanto que no voy a mi país, que casi no me acuerdo de hablar en portugués!-
Al verlo lleno de emoción, vulnerable, sensible.....por fin me atreví a sentarme junto a él. Y allí, en el sofá de casa, charlamos hasta el amanecer, sin importarnos que la cinta del casette se repitiera una y otra vez.
Hacia las seis de la mañana, un lacrimógeno sueño se apoderó de nosotros, decidiéndonos entonces a ponernos más cómodos y estirarnos en la cama. No tardamos en quedarnos dormidos profundamente. Ni tan siquiera, nos desnudamos. Sobre las diez, el impertinente sonido de un teléfono móvil, nos despertó. Arnaldo miró el número y lo apagó sin responder. Supuse que sería "ella" y me pareció conveniente invitarlo a que se fuera para evitar problemas mayores. El aún no le había comunicado a Flor su decisión de dejarla y aunque cada uno “hiciera su vida”, creía más conveniente que (antes de iniciarse nada en firme entre nosotros), ellos dos, terminaran definitivamente su extraña relación.
Insistí en que se marchara y reticente aceptó. Me aseguró que hablaría con ella y que no habría ningún problema. Me dijo:….- “No te preocupes cariño. No te estoy engañando. Ella y yo, nunca nos hemos querido. Y ahora que soy tan feliz por haber encontrado a la mujer de mi vida, no la dejaré perder. ¡Ni ella, ni la niña, te van a ocasionar ningún problema!. No dudes de mí. No te engaño. Te quiero”.- Y con esta última frase, cerró la puerta y se marchó.
Me quedé despierta analizando lo sucedido.
Yo era consciente de lo escarmentada que me sentía del género masculino, ya que tras mis últimas relaciones, había decidido poner tierra por medio entre los varones y yo. Aquella era una forma de evitarme nuevos desengaños. Y como ya os he explicado, llevaba así casi seis años. Sola, feliz y sin ningún “tropezón” que enturbiara mi vida. Las palabras de la psicóloga que analizó su escritura, también las tenía muy presentes.......Pero en el amor hay cosas muy hermosas y agradables…..Y si la vida me había vuelto a dar otra oportunidad y me ofrecía un nuevo compañero de camino…..¿Por qué lo iba a despreciar? .....¿A caso los problemas de depresiones y ansiedades, no son habituales hoy en día?
Pasaron las horas, mientras yo, seguía dándole vueltas a como y en qué momento había sucedido todo. Pero también me preocupaba de forma especial, la reacción de Flor ante las explicaciones de Arnaldo.
Pensando y pensando, nuevamente el sueño se apoderó de mí.
El teléfono de casa me despertó súbitamente al sonar. Eran casi las cuatro de la tarde y al descolgar el aparato, la voz de Arnaldo me llenó de ilusión.
El me llamaba para ver como estaba y averiguar si me había arrepentido de lo que habíamos hablado. Me dijo que se sentía muy feliz a mi lado y que con Flor, ya había conversado. Volvió a asegurar que no tendríamos ningún problema en nuestra relación pues, ella, ya se lo había imaginado y que lo que deseaba era, que todo se resolviera de la forma más rápida y amistosa, por el bien de la niña y el suyo propio.
Volvió a llamarme nuevamente a mitad de tarde, pidiendo permiso para venir a verme. Y antes de que le hubiera respondido, ya estaba llamando al timbre de la puerta.
Al abrir, entró rápidamente con una maletín negro, una bolsa con perchas y camisas que se había comprado unas semanas antes.
Estupefacta, cerré la puerta mientras lo observaba.
- ¿Pero qué haces?. (Le pregunté).-
Al oír aquello y ver mi expresión, volvió a coger la maleta del suelo sin saber que hacer con ella y con cara de “niño bueno” me preguntó, si me importaría guardar durante un tiempo sus documentos y su ropa.
Mi actitud era de desconfianza y extrañeza. Entendía perfectamente que él tuviera prisa en resolver su situación pero, me parecía excesivo que decidiera por mí y en mi casa. ¡Nadie había hablado de vivir juntos!. Simplemente, estábamos comenzando a expresar unos sentimientos. Al menos……¡Podía haberme preguntado!.
Tras unos minutos de silencio, serios y expectantes, volvió a dejar la cartera en el suelo y de pie frente a mí, me dijo:…..-“Desi, tienes que entender que yo no podré estar mucho tiempo en esta situación. Si tomo la decisión de rehacer mi vida junto a ti, no puedo estar viviendo con otra mujer y tampoco tengo dinero en estos momentos, para coger un piso en alquiler. Le tendré que pasar la pensión a la niña cuando llegue el día y me parece un poco absurdo que, teniendo tú un piso, nos metamos en más gastos. El dinero que yo tenga que pagar en otro alquiler, te lo puedo dar a ti para cubrir la parte que me corresponda y……¡Listos!. ¿No crees?. Además......Yo quiero vivir contigo, me quiero casar......Y quiero un hijo tuyo”.-
En aquel momento, mis ojos, ¡se salieron de sus órbitas!.....¿Qué era lo que me había dicho?......
A pesar de que su lógica era aplastante y no atiné a rebatir sus argumentos, me parecía excesivamente fuerte hablar de compartir mi vida con alguien y que tan de repente……¡Hasta me pidiera un hijo mío!
Sin embargo, no pensé. Únicamente me dejé llevar. Era ya demasiado el tiempo pasado sola, poniendo “seso y cordura” a mi vida y dando rienda suelta a mis miedos. Entonces me pregunté:…..- ¿Por qué no hacer una “locura”?. ¿Quizás él fuera mi “lotería”?. ¡Vale!......¡Pero nada de casarme y tener hijos!?......Hacía muchos años que dejé de planteármelo. Además....- ¡Pero si tú estás casado!, (le dije). ¿Vas a pagarte el divorcio?.-
De repente, al escucharme a mi misma, las dudas me asaltaron nuevamente. Las piernas me flaqueaban……¡Necesitaba pensar!. ¡Yo no estaba acostumbrada a actuar tan precipitadamente!. Me sentía aturdida y corté por lo sano.
Abriendo la puerta, le pedí que se marchara. Le dije que no podía seguir hablando…...¡Necesitaba tomar aliento! En pocos minutos había conseguido confundirme totalmente.
El se empeñaba en precipitar las cosas y yo necesitaba ir más lenta. Prometió darme el tiempo que yo necesitara pero, esa fue, una de sus mayores mentiras ya que, cuanto más tiempo transcurría en nuestra relación, más prisa tenía él y más rápida conseguía que fuera yo, atropellándome a mí misma.
Arnaldo tenía la facultad de estresarme y acelerarme. Daba la sensación de que le molestara verme relajada ó darme tiempo para decidir y pensar.
Pero…..Volviendo al momento de la despedida;……Tras darme un dulce beso en los labios, se marchó optimista y contento.
Al cerrar la puerta, me di cuenta de que allí sobre la cama, había dejado sus cosas y abriéndola rápidamente, lo llamé. Pero ya no estaba en la escalera y si estaba…..no contestó. ¿Cómo bajó tan rápidamente del tercer piso a la calle?

"……Yo no sabía como podía ser nuestra convivencia, ni la relación con la Ex, ni tampoco con la niña. En cuanto a la economía, no me pareció que fuéramos a tener ningún problema ya que, teniendo los dos trabajo, podíamos hacer frente a todos los pagos habituales del hogar y la convivencia entre dos personas. Así que mientras iba forjando mi cuento de “la lechera”, regresé a casa ya de noche y con la noche, el cansancio provocado por las emociones de la jornada, me pudo hasta la mañana del Lunes."

RDA/2007-Las cosas que no se Deben Callar.