En puertas de la Semana Santa y acercándose esos días de retiro y tranquilidad en los que poder dar un poco de descanso a sus cuerpos y mentes, Desi y su familia, tenían por costumbre viajar al pueblo para visitar a los familiares y amigos de Teruel. Pero ese año, no iba a ser posible para ella. Sus padres comenzaban a recelar de las excusas de su yerno al no encontrar empleo y no tenían nada claro lo que aquella relación, colmada de problemas, podría durar. En consecuencia, se negaron a que los acompañara. Desi, a pesar de su disgusto y su tristeza, nuevamente dio apoyo a su pareja y decidió no abandonar en la ciudad al que hubiera correspondido que la acompañara en sus vacaciones familiares.
RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.