Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

Datos personales

Mi foto
Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.

jueves, 14 de febrero de 2008

18- UNA EXTRAÑA ACTITUD.

Aquella noche, al regresar a casa de la cena familiar, no “abrí la boca” en todo el trayecto. Esperé paciente a que Aldo me diera alguna explicación, pero el siguió callado, con su mirada agachada sin decir ni “mú”. Después de aparcar el coche, subió al piso, se desnudó y se metió rápidamente en la cama, dándome la espalda bruscamente.
Su actitud inusual, me desconcertó totalmente. Deduje que habiéndose sentido “pillado” en su mentira y habiéndose “pasado de listo” conmigo, sabía que yo le pediría cuentas. Y eso, era obvio que, por el momento y por el motivo que fuera, no estaba dispuesto a hacerlo. Creí que preferiría consultar con su almohada, para encontrar una convincente respuesta que darme. Así que esperé.
Pero a la mañana siguiente, salió mas pronto que de costumbre de casa, dándome la excusa de que, “tenía que llevar a la niña al colegio porque la madre estaba enferma y no podía llevarla ella”.
Aldo no llamó en todo el día por teléfono. Si yo marcaba su número de móvil, estaba apagado ó fuera de cobertura.
Extrañada y sorprendida, tuve la sensación de que “ese”, no era mi Aldo. ¡Esas actitudes no eran propias de él!. Hasta la fecha, nunca se había comportado así conmigo y siempre estuvo dedicado a mí....Si tenía cosas que hacer que le impidieran acompañarme, continuamente llamaba por teléfono para darme razón o saber de mí. (Mi compañero era adicto a los móviles y sus facturas telefónicas, ¡eran de susto!. Y al igual que ya sucedía con la madre de su hija, conmigo, era como si no supiera estar ni cinco minutos sin el permanente contacto.) Entonces……¿Por qué no me llamó en todo el día?
Hasta ese momento, mi pareja había sido siempre un buen y cordial comunicador. ¿Qué era lo que le estaba pasando?. ¿Le habría sucedido algo que no veía oportuno contar?. ¿Cual era su problema?

Recuerdo que aquella jornada, la viví con especial preocupación por no saber nada de él en todo el día. El único consuelo que hallé para tranquilizarme fue, pensar que pudiera estar enfadado con su propia metedura de pata. Quizás esperase que a mi se me pasara el enfado, “forzando la máquina” con su silencio. Pero lo cierto era que desde hacía unas semanas y ya antes de la Semana Santa, Aldo no estaba "normal". Y si habitualmente se le podía calificar como un conductor brusco y temerario, todavía con más motivo en situaciones de especial nerviosismo ó cuando no se sentía “centrado”, tal y como yo tenía la sensación de que estaba siendo el caso.
En el poco tiempo que le conocía, ya había sufrido tres accidentes, uno de los cuales (con el Peugeot), fue bastante grave. Y los peores incidentes al volante que llegó a tener a lo largo de su vida, siempre fueron coincidentes con sus crisis personales. (Como por ejemplo sucedió al fallecer Emi -su madre-, que a la vez coincidió con su segunda separación de Minda y aquel incidente con el BMW.)
¡Pues tal y como yo lo veía en aquellos días, me temía lo peor! Además sabía, que si sucediera algo, por desgracia, yo sería la última en enterarme.
Aldo todavía seguía empadronado en su antiguo domicilio y Flor (por lo que él me contaba) no sentía hacia mi persona, el mas mínimo aprecio. Ella estaba deseosa de recuperar al portugués y figurar a toda costa como su pareja. Por ese motivo y en el caso de suceder alguna cosa, deducía que ella, no me avisaría. Y ese pensamiento……¡Aún me angustiaba más!.

Era tarde y mientras daba forma a mis pensamientos, me quedé medio traspuesta sentada frente al televisor. Creí no haber pasado mucho tiempo entre sueños, cuando de pronto, el sonido de las llaves en la escalera, me despertó.
Incorporándome medio dormida, esperé a verlo entrar para saber si estaba bien. Al mirar el reloj, me dí cuenta de que habían pasado las dos de la madrugada. Aldo……¡Jamás había llegado tan tarde a casa sin tener trabajo y menos aún, sin avisar de su tardanza!. Pero lo peor de todo fue, que siguió con la misma actitud fría y distante del día anterior. Al entrar, me miró con recelo y sin mediar palabra, se quitó la ropa y se puso a dormir.
Nuevamente sorprendida por su actitud, le pregunté preocupada:....- ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?.-
La verdad es que en apariencia, se le veía perfectamente....Pero tuve que conformarme con mis deducciones pues, tampoco obtuve la respuesta deseada.
Sin comprender que era lo que estaba pasando, me senté en el sofá con las piernas cruzadas y me quedé recordando la conversación mantenida con mi padre, del día anterior. ¿Quizás yo hubiera hecho algo incorrecto que le hubiese molestado?....
Mientras él dormía, yo seguía repasando....Escena a escena, palabra por palabra.....¡Pero no conseguí entender nada!. ¿Qué era lo que había hecho yo?. ¡Aquella situación me estaba creando un sentimiento de culpa innecesario!.
Ya de mañana, agotada de tanto analizar, totalmente desvelada y sin haber dormido nada, me sobresaltó el sonido de su móvil.
El se apresuró a responder antes de que yo lo pudiera contestar y limitándose a escuchar sin apartar la mirada de mí, borró la llamada y lo apagó rápidamente. Acto seguido, se levantó y sin ducharse, se vistió con la misma ropa sucia del día anterior. Después, se marchó.
La tristeza empezaba a hacer mella en mí. Ya no me sentía “guerrera” y con ganas de pedirle explicaciones. En esos momentos, mi preocupación era, averiguar que estaba pasando con nuestra relación.

Aldo era muy hábil. Con su drástica actitud, había conseguido que yo pasara del enfado a la tristeza y del pedir explicaciones, al miedo de que la relación se rompiera.

Los días siguientes, pasaron más ó menos de igual forma. Y cada vez que yo intentaba acercarme a él y preguntar, me volvía a encontrar con su frialdad y su silencio. Su desagradable actitud y su estrategia, duraron hasta el siguiente fin de semana.
Las llamadas extrañas a su móvil a las horas más intempestivas, se sucedieron día tras día. En ocasiones discutía. Pero la mayor parte de ellas, se limitaba a escuchar. Parecía como si alguien quisiera recordarle algo similar a:…...”¡Hola! ¡No olvides que estoy aquí!”. Y yo empezaba a tener claro quién podía ser esa persona.
(Flor y yo sin conocernos, ya nos llevábamos mal. Con el tiempo llegué a odiarla como jamás creo que podré odiar a nadie. Y ese sentimiento, estoy segura de que -a día de hoy-, a pesar del tiempo transcurrido, sigue existiendo plenamente en ella. Quizás hoy, incluso, mas aún que en aquel entonces, tras todo lo sucedido años después.
Con el pasar de los meses, me fui dando cuenta de que siempre estaba en el lugar adecuado, justo en el momento más inoportuno para mí, pero más útil para ella. Sin embargo, la necesidad de sacar a flote mi relación, me enseñó a contrarrestarla. Aunque es cierto que nunca pude perdonarle que me obligara a vivir en permanente defensa. Para mí, ello, jamás hubiese sido necesario. Para ella, fue su obsesión.)

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.