Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.

domingo, 20 de enero de 2008

5- EXPLOTANDO LA PENA.

......“Durante las siguientes semanas y tras su último encuentro, Arnaldo le contó a Desi su historia con Flor."

......"La relación que el matrimonio mantenía, era ya prácticamente nula. Y Arnaldo, al terminar su trabajo, acostumbraba a compartir unas copas con sus compañeros en un bar próximo a la agencia. Allí trabajaba Flor como camarera.
Un día entró en dicho establecimiento con su amigo Toño (el gitano, al cual tenía como hermano) y ella, que había terminado ya su jornada laboral, los invitó a unas copas. Aquella noche se fueron juntos de fiesta y acabaron en una loca noche de pasión.
Pasaron varios meses durante los cuales, Arnaldo conoció a la familia de Flor y al parecer, el portugués, se enamoró. Entonces decidió romper definitivamente con Minda y alquilar un piso en el pueblo, alejándose de Barcelona para seguir con su nueva relación. Pero no fue de Flor de quién se enamoró, sino de su hermana. Al poco tiempo, recibió la noticia de que Flor estaba embarazada y que esperaba un hijo suyo.
A Arnaldo siempre le hizo ilusión tener descendencia y tras la frustración del aborto de Minda, la idea de que aquella mujer le pudiese hacer padre, le encantó. Así que le brindó a la “camarera descejada de los labios rojos”, compartir vivienda hasta el momento del parto. Luego, ya decidirían lo que deberían hacer.
Por su parte Flor (que sabía muy bien lo que hacía y lo que buscaba), consiguió inicialmente sus objetivos. Ella quería salir como fuera de su familia. Y también deseaba abandonar el barrio en donde vivía (gueto conflictivo de la ciudad en aquellos años). Así pues, pactaron. Flor le daba a Arnaldo el vástago deseado y Arnaldo le daba a Flor, la posibilidad de mejorar su vida y lo que ella ansiaba.
Esta parte de sus vidas, tendría ocasión de corroborarla el día en el que él me la presentó. La misma Flor admitió ante mi que, su relación con Arnaldo había sido pactada por interés, dando a entender que, el único vínculo que la había unido a él era, su hija.
Arnaldo por su parte (al recordar todo aquello), se malhumoraba repitiendo una y otra vez, que Flor lo engañó, le mintió y que por celos y envidias hacia su hermana, le tendió una trampa que él había pagado muy cara, ya que aún deseándolo, nunca pudo desvincularse de ella.
Al parecer, Flor se sintió como “un pasa ratos” de aquel hombre y el hecho de que fuera su hermana quién en verdad ocupó su corazón, nunca se lo perdonó. El jamás amó a Flor. A consecuencia de todo ello, la relación entre las hermanas, se rompió.
Según el portugués explicaba, Flor estuvo observando a Arnaldo una tarde tras otra. Sabía que amigos tenía, sabía donde trabajaba. Conocía la existencia de su mujer y sabía donde vivía y cuanto ganaba. El portugués, era el hombre perfecto para ella.
Astuta como una rata, también sabía de su interés por conocer mejor a su hermana y evidentemente, eso fue, lo que no permitió.
Cuando Flor invitó aquella noche a Arnaldo, tenía muy claro lo que estaba haciendo. ¡Para nada le importó que estuviera casado, ni tampoco respetó a su propia hermana!. Simplemente vio una presa fácil.....Y se lanzó.
El era un hombre “débil”. Las mujeres siempre fueron su perdición. Para él……¡Todas eran maravillosas!.....Y además, por su complexión, no era hombre que tolerara bien el alcohol.
Ella tenía la batalla ganada. A una persona habituada a trabajar tras una barra, todos esos detalles, no se le escapan fácilmente.
Arnaldo la despreciaba. Se quejaba de no haber escuchado a sus amigos, cuando lo avisaron de que ella era una “lianta”. Ellos la conocían bien. Y en aquellos momentos, tenía ya muy claro que por hacerle un favor, enmendar su error y ver cumplida su ilusión de ser padre, había caído en una trampa nefasta.
Hablaba de la madre de su hija con rabia y con rencor. Se refería a ella como a una prostituta y la catalogaba de inculta y analfabeta. En sus mejores dedicatorias hacia Flor, decía que era:......- “Muy poquita cosa para cualquier hombre”-
Por aquel entonces, su relación de convivencia se limitaba exclusivamente a cuidar de la niña. Hacía bastante tiempo que él había tomado la decisión de hacer su propia vida, aunque residiera bajo el mismo techo que Flor."

......"Desi se limitaba a escuchar y sacar sus conclusiones. No le daba la sensación de que Arnaldo fuera demasiado justo en el juicio efectuado hacía la madre de su hija. Su naturaleza femenina y las “malas pasadas” que algunos de los varones hallados en su camino le habían jugado, la invitaban a ser cautelosa ante su versión y dudar en cierta forma de sus palabras"…..

……"Sin embargo, es cierto que en ocasiones, la naturaleza crea madres desvirtuadas y padres atípicos......¿Quizás esta fuera, una de esas situaciones anómalas que, de vez en cuando, se dan en la vida?. Y si tenemos en cuenta que el objetivo de Flor, era “cazar” a un hombre para que la mantuviera y la sacara de donde estaba, la versión de Arnaldo, podía tomar fuerza.”

......“Pero ante tantas desgracias y sin saber muy bien que cara poner al escuchar sus palabras, Desi se evadió de él durante unos minutos dándose cuenta de que en ocasiones, cuando las gentes nos cuentan sus tremendas vivencias, con la mejor intención de solidaridad, ponemos cara de sufrimiento y circunstancias y hasta en ocasiones, conseguimos que broten de nuestros ojos en algún instante de la conversación, esa clara y salina sustancia que resbala lentamente por nuestras mejillas, deseando con nuestro acto y con verdadero fervor que, nuestra expresión de dolor sirva para aliviar el dolor ajeno, como si en ello, fuera su paz.
Pero la dura realidad, es que por mucho que lo deseemos, jamás podremos estar en la piel de quién en verdad lo está sufriendo. Al igual que cuando nos toca a nosotros, los llantos de quienes nos escuchan, tampoco merman nuestra agonía. Menos aún, como en el caso de Desi, cuando su infancia y adolescencia, había estado radiante de amor y disfrutado de una vida plena, desahogada y ordenada. Pues tanto sus padres, como sus abuelos, siempre fueron felices, otorgándole con ello, también su felicidad. Y sobretodo su infancia……Aquello fue algo tan dulce y maravilloso, que hubiese deseado (de todo corazón) que todos los niños del mundo, fueran tan felices como ella fue!.
Pero Arnaldo, no fue un niño tan afortunado. Arnaldo tuvo una madre encantadora pero, débil. Un padre tirano y poco entregado a su papel de padre y esposo. La rivalidad entre los hermanos y sus propios complejos e inseguridades jamás superados…..Envidias y celos, además de actitudes de sospechosa delincuencia en determinados miembros de su familia, enfrentaron a aquel hombre, a un trampolín de complicaciones que, en su vida y hasta la fecha, no tenía superadas ni resueltas."

......"Abandonando sus pensamientos para volver nuevamente a su compañía, Desi le sonrió y le despidió."

......"Mientras vi como se alejaba, pensé que ya sabía algo más de aquel extraño y cortés hombre. Sin embargo para mí, seguía siendo tremendamente enigmático. Quizás yo había pasado demasiado tiempo sola, sin conocer gente nueva. Y estaba muy acostumbrada a llevar las riendas de la situación con mis amigos “de siempre”. En el caso de Arnaldo, sentí que era vulnerable. Aquel hombre, había sufrido mucho.
Yo había acudido aquella tarde a su cita, para decirle que posiblemente, no habrían más salidas entre nosotros. Y lejos de haberlo hecho, él me había explicado parte de su vida, implicándome con ello en su sufrimiento. Buscaba a alguien que lo escuchara y lo apoyara."

......"Pero también era consciente de que el portugués, no era mi tipo de hombre. Así que, por lo visto, lo subestimé. Tan solo tuve en cuenta mis emociones conocidas y visibles, pero no conté con las que él podría despertar en mí."

......"Pues sin ser del todo consciente, terminé por meterme de cabeza en aquella nueva relación que, cuanto menos, parecía bastante diferente a todo lo que hasta el momento, yo había conocido."
Reservados todos los derechos de autor-2007."Las Cosas que no se Deben Callar".