Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.

jueves, 17 de enero de 2008

1- CONOCIENDO AL NUEVO COMPAÑERO.

Una de la preguntas que, ya hemos comentado, más habitualmente se hace la gente cuando ya las han matado o agredido es: ...........¿Cómo pudo enamorarse de un hombre así?............
Ahora os explico que fue lo que yo conocí cuando me lo presentaron. Quizás esto ayude a entender a los que no lo hayan conseguido ya.

.......Le recuerdo a El, detrás de la barra del bar. Pequeño, menudo, con su cara de pillo…..Moreno como un gitanillo. Raya al lado, pelo corto y negro. Me observaba tímido y correcto con sus ojos rasgados, pequeños y oscuros. Nervioso y activo, daba la sensación de que estuviera pendiente de todo. Parecía curioso y chafardero. De los que no se atreven a preguntar y sacan conclusiones por si mismos. Siempre se situaba en el centro de la barra con sus manos cruzadas detrás, en su espalda. Mientras, mirándonos a todos, nos debía estudiar.No lo encontré ni guapo, ni divertido. Simplemente me pareció un hombre excesivamente serio y algo “oscuro”. Sin demasiada luz en su semblante. Pero en definitiva, un camarero educado y servicial. Tan solo hacía unas semanas que Candi (el dueño del bar) lo había contratado y por el momento, estaba contento con su servicio.Aquel día, al entrar en el establecimiento para comprar tabaco, le saludé y por cortesía, le pregunté su nombre. Tuvo que repetírmelo varias veces, ya que la calidez y suavidad de su voz, mezcladas con la música y el sonido del establecimiento, no me permitieron entenderlo con claridad. Al repetirlo, detecté un acento extraño. Arnaldo, era portugués, de la ciudad de las universidades, Coimbra.

......Los días pasaban y en mis distintas entradas al local de mi amigo Candi, Arnaldo me observaba siempre, sin decirme nada. A mí me resultaba un tipo curioso y tenía la sensación de que aquel hombre, estaba en el lugar inadecuado. Como tantos y tantos extranjeros que viajan a un país ajeno, cargados con sus títulos e ilusiones, encontrándose tan solo con desagradables decepciones al no poder establecerse en un puesto acorde a sus aspiraciones. Yo tuve la sensación de que él, era ese tipo de extranjero. Y quizás por su excesiva corrección, sentí que estaba fuera de lugar. Llegaba siempre antes de la hora a su trabajo...........Entonces se quedaba esperando a Candi, dormitando en el interior de su flamante BMW-750 de color negro con tapicería de cuero rojo. Otras veces, lo hacía a bordo de un Lancia Delta color rojo ferrari; Y otras, llegaba a su trabajo en un pequeño Peugeot de color gris marengo. ¡Todos ellos impecables!.
Antes de que sonaran las 16.00h. (en el campanario de la iglesia) salía del coche vestido con su traje bien planchado, se quitaba la americana y la doblaba del revés. Desprendiéndose de su corbata y cogiendo la ropa de trabajo (perfectamente colocada en un colgador) entraba en el bar con el orgullo digno de un Don Juan. Daba la sensación de que sus actos, formaran parte de un perfecto ritual establecido para ser objeto de todas las miradas vecinales. Y de ser así, ¡puedo dar fe, de que lo consiguió!
Ciertamente llamaba enormemente la atención, lo cuidadoso y metódico que aquel hombre era. Y porque a demás, a pesar de su poca corpulencia, se le llegaba a ver incluso elegante.

.......Y es que realmente Arnaldo, con estatura o sin ella, era un “tipo especial”. Durante los meses siguientes a nuestra inicial presentación en el bar (Arnaldo y yo) coincidimos unas cuantas veces más en el local, durante las cuales, me atendió correctamente, a la vez que seguimos observándonos mutuamente, sin encontrar ninguna justificación para mantener una conversación en condiciones…….Al menos, por mi parte. A mediados de Junio del 99, por fin entablamos conversación por primera vez. Y si la memoria no me falla, fue un buen amigo agente de la Policía Nacional, quien nos presentó…..– Buen chaval el Arnaldo, (me dijo)…..¡Buen chaval!. Mi amigo, a menudo lo llamaba “el Figuillo”.

.......Ese día, al entrar en el bar, me enteré de que alguna mujer compartía la vida de Arnaldo, ya que Javi, me lo presentó como casado. Detalle que el portugués corrigió rápidamente……– ¡Separado!, (dijo),……- ¡Separado!-. (Repitiendo insistente y puntualizando sílaba por sílaba).

.......Meses más tarde, hacia finales de Noviembre del 99, mis amigos del barrio (aquellos con los que me crié desde pequeña, incluido Javi, quién nos presentó oficialmente), entablaron una verdadera cruzada contra él, detonada por un exceso de celo hacia mi persona. Y creyéndose en la obligación de protegerme sin que yo lo pidiera, iniciaron una “caza de brujas”, para así evitar, que nuestra relación pudiera prosperar. Al parecer llegaron, incluso, a investigarlo policialmente. Aunque debo decir que su búsqueda fue infructuosa. Según dijeron, Arnaldo, estaba “limpio” de todo tipo de antecedentes.
Poco tiempo después, él y yo, comenzamos (de una manera extraña y sorpresiva para mi), nuestra convivencia en mi domicilio. Y coincidiendo con la noticia de que nuestra unión se había “consumado”, Candi le despidió (acusándolo falsamente de ladrón) después de haberle renovado el contrato por segunda vez. ¡Todo aquello parecía un “complot” para echar a ese camarero pequeño y menudo del barrio y separarnos a los dos!.
Yo era consciente de las tendencias políticas de algunos de mis vecinos y amigos y precisamente por ello, sabía que allí en el barrio, los “extranjeros eran bienvenidos”, siempre y cuando, supieran cual era “su sitio”. “Enrollarse” con alguien de los “suyos”, no sería visto con buenos ojos por ellos. ¡Juntos si!, pero no revueltos. También conocía las esperanzas que algunos de ellos abrigaban al creer que (en algún momento) conseguirían “mis favores”. Todo ello, era un perfecto caldo de cultivo para los celos y envidias que, se cernía amenazante, sobre nosotros dos. De pronto Arnaldo, pasó de ser el mejor empleado de Candi, el más honrado y cumplidor,…..”El Figuillo” del barrio, a ser.......lo peorcito del mismo. Humillado, maltratado y desanimado......En vísperas de las Navidades de aquel primer año, Arnaldo se encontró sin trabajo y traicionado por quienes había considerado sus amigos.
Tras mis repetidos intentos de averiguar por boca de su jefe……¿qué era lo que en realidad había sucedido?, sin conseguir tener suerte en ello (pues ni Candi, ni ninguno de mis amigos, supo concretar, ni justificar su despido), no pude menos que darle todo mi apoyo ante las diversas y mal intencionadas acusaciones. Pero la amistad que Arnaldo mantenía con un gitano (vecino de un barrio marginal de la ciudad), Toño, del cual se decía que “trapicheaba en asuntos feos”, no facilitaba el que yo pudiera apaciguar los ánimos de la gente que, hasta entonces, había creído que eran nuestros amigos, en contra del portugués.
En definitiva, nadie demostró que yo estuviese equivocada, pero mientras tanto, las acusaciones de ladrón, traficante, proxeneta y adultero, le llovieron al pobre Arnaldo por todas partes.

.......Harta de escuchar barbaridades, me decidí a dar apoyo al portugués en la denuncia contra Candi, por haberle despedido inadecuadamente. ¡Y ganamos! El juez de la Magistratura de Trabajo, consideró que aquel portugués serio y menudo, había sido despedido improcedentemente.
Yo me sentía satisfecha por haber resarcido de alguna forma al que ya en aquellos días, era mi nueva y recién estrenada pareja. Pero por otro lado, estaba muy triste al ver que todos los amigos que, en otros momentos creí tener y en los cuales siempre hube confiado, repentinamente, se habían convertido en seres egoístas, posesivos y racistas. No conseguía comprender. ¿Cómo era posible que las personas que decían que me querían, no entendieran lo feliz que yo era junto a él?
Me quedé sola al tomar partido por Arnaldo y dejé atrás a “mis amigos de toda la vida”. No tenía la menor duda de que mi actitud era la justa. Al menos, conseguí el apoyo de mi familia.

.......Tan solo había un par de cosas que ni a mi padre, ni a mi madre, les convencían de toda aquella “historia”. Y esas cosas eran……“Que del pasado de este Señor”, no se supiera nada más que lo que él quisiera contar y que además, tuviese una “Ex” histérica y problemática, ¡que encima! fuera la madre de su hija. Una menor. Eso, a ellos, no les gustaba nada por intuir que (a la corta o la larga), los problemas ocasionados por ella, se harían visibles en mi vida. Pero ya sabemos que la forma de ver las cosas de los padres hacia los hijos (o y viceversa), habitualmente, distan mucho de lo que nos gustaría a la mayoría. Casi siempre se discrepa. Ellos, recibieron a Arnaldo con mucha cautela.

Muchos de vosotros direis que en mi historia, ya se vislumbraban "cosas raras" y sin embrago, si lo analizamos más a fondo, no dista tanto de cualquier historia común de muchos separados.
Arnaldo fue discriminado y difamado en el barrio por enamorarse de una componente de un grupo al que le hicieron creer falsamente que pertenecía y en el que supuestamente, estaba integrado. La realidad demostró que no fue así.
Los intereses de esos supuestos "amigos", fueron valorados por mi parte, como creo que cualquiera de nosotros habría hecho. Quedó claro que su preocupación por mi vida, no era desinteresada.
En cuanto a la vida y el pasado de Arnaldo, creo que cualquier persona que supere los treinta años, comienza a recopilar vivencias y quizás, no todas sean "perfectas". Y quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
El tener determinadas amistades, no demuestra necesariamente que uno mismo tenga que estar implicado en ese tipo de vida.
El supuesto robo, tampoco fue demostrado, llegandose a admitir con los años, que había sido un montaje para despedirlo, sin más.
Y en cuanto a su Ex.............¿Quién hoy en día, superadas determinadas edades, no tiene una-un ex?................
Francamente creo que hasta aquí, nadie puede decir que yo me enamorara de una persona inadecuada. Quizás sí problemática por lo que movía o arrastraba pero, él en sí, no tenía niguna vida fuera de lo habitual de hoy.
No os parece?.................

NOTA: Los textos en negrita corresponden a pasajes de mi libro: "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los derechos de autor-2007.