...Solo puedo decir que no se me olvidará en la vida, el día que Flor nos esperó hasta las dos o las tres de la madrugada bajo su casa, paseando como una gata acorralada…..esquina arriba, esquina abajo, mientras asía a su cría del brazo como si fuera una simple muñeca de trapo. Cuando vio aparcado mi coche, apretó a correr hacia nosotros a la vez que consciente o inconscientemente arrastraba a una niña de tan solo 3 años por el asfalto, sin atender a sus desesperados llantos y peligrosos brincos, en el vano intento de incorporarse o librarse de sus estirones. Aún no comprendo cómo su tierno bracito soportó semejantes vaivenes.
RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario