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Había escuchado relatos extraños en mis clientes. ¡Cosas verdaderamente crueles que te cuenta la gente! Sabía que en ocasiones las vidas de nuestros semejantes, supera con creces la ficción más desagradable. Pero todo aquello que mis oídos habían captado y que mi mente aún no había asimilado, lo superaba todo. Y sin embargo, cada minuto que pasaba, más admiraba a Aldo por tener la entereza necesaria al sobrellevar adecuadamente su difícil situación.
Poco a poco me fui recomponiendo dándome cuenta del gran respeto que me merecía aquel hombre menudo que, asiéndome las manos con cariño, esperaba de mí mi comprensión. ¡Dios!...... Pero……¿Por qué tenía que ser siempre tan difícil para mí el amor? Si El y Flor habían decidido darse una segunda oportunidad, ¡estaban en su más absoluto derecho! ¡Aquel hombre me estaba pidiendo que entendiera que debía “volar” y ya tenía una vida suficientemente dura, como para que yo, con mi presencia accidental en ella, aún se la complicara más! No era justo negarme y no facilitarle su regreso con ella. Debía colaborar. De otra parte, yo esperaba tener una relación correcta y tranquila sin los sobresaltos que en esta, se podían augurar. Así que sin pensármelo más, le dije a mi compañero que no había ningún problema y a pesar de mi dolor, intenté disimular. Pero él, no me debió ver convencida. Repentinamente se levantó de su silla y cogiendo su maleta de documentos del armario, me dijo con convicción:
- ¡Mira!.....Supongo que ya has tenido tiempo de ver lo que hay aquí……
Yo negué con la cabeza. (Llevábamos cinco meses viviendo juntos y en ningún momento se me ocurrió, por extraño que pueda parecer, chafardear en sus papeles.) Sorprendido ante mi respuesta preguntó:…...- ¿De verdad no sabes qué es lo que hay aquí dentro?.......
Y yo, nuevamente, le dije que no.
Entonces su voz cambió de tono y como si estuviera molesto, me preguntó:....- Y si este maletín estuviera lleno de drogas....¿Qué harías ahora? ¡Lleva guardado en tu casa cinco meses! ¡Cinco meses Desi!. ¿Cómo eres tan confiada?....
Ante sus palabras y su actitud, me quedé tan asustada que no supe responder. Entonces (recordando las acusaciones de mis antiguos colegas del barrio) entendí lo ingenua que había sido y respiré tranquila cuando al abrirlo, solo vi papel. El sacó los documentos dejándolos sobre mis piernas y acto seguido, de pie y mirando su reloj dijo que debía ir a despedir a su hermano porque regresaba a Portugal.
Me dijo “Adiós” dándome un tierno beso en la frente mientras con sus manos asía mi cara pero, antes de salir por la puerta, volvió a mirarme y me pidió que revisara con calma aquellos papeles. Me aseguró que en un rato volvería para seguir con la conversación que en aquel instante dejábamos a medias pero…..Aldo se fue y a pesar de sus palabras, aquella noche, tampoco regresó a casa.
Ante sus palabras y su actitud, me quedé tan asustada que no supe responder. Entonces (recordando las acusaciones de mis antiguos colegas del barrio) entendí lo ingenua que había sido y respiré tranquila cuando al abrirlo, solo vi papel. El sacó los documentos dejándolos sobre mis piernas y acto seguido, de pie y mirando su reloj dijo que debía ir a despedir a su hermano porque regresaba a Portugal.
Me dijo “Adiós” dándome un tierno beso en la frente mientras con sus manos asía mi cara pero, antes de salir por la puerta, volvió a mirarme y me pidió que revisara con calma aquellos papeles. Me aseguró que en un rato volvería para seguir con la conversación que en aquel instante dejábamos a medias pero…..Aldo se fue y a pesar de sus palabras, aquella noche, tampoco regresó a casa.
RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.
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