Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.
Mostrando entradas con la etiqueta confusion y desconcierto. Mostrar todas las entradas
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martes, 13 de enero de 2009

UNA NUEVA LUZ.

Para las personas que nunca han tenido problemas con la justicia y que jamás se han visto obligados a presentarse ante un juez, seguramente se les prodría plantear un duro conflicto pues, teniendo en cuenta las buenas y enamoradas palabras de su pareja, esa a la que aman, y después de haberlo visto sufrir (en apariencia) como le hayan visto, la pregunta más evidente que se puedan plantear sea: ¿En qué cabeza cabe que realmente pueda ser un delincuente?.....Y seguramente, con recelo, tenderán a creer lo que deseen, antes que poner lógica a la situación. Posiblemente, tras aplicar con mucho trabajo una supuesta decisión ( en apariencia implacable), solo les podría faltar el consejo de un experto en la materia. Como por ejemplo el de un policía experimentado y con muchos años de rodaje en la profesión. Es posible que la mayoría de la gente dedujera que "si para un experto en la materia, que ha conocido personalmente a "esa" pareja puesta en duda, no le parece tan grave la situación expuesta, quizás sea yo la persona que se equivoca al juzgarlo tan duramente". Pero sería bueno no perder de vista nuestra intuición, nuestros primeros impulsos y sin duda alguna, la temida deformación profesional, que parece no dejar exento a nadie.
Evidentemente, el transcurso de la mañana a la espera de la llegada de Aldo para comunicarle mi decisión, dió al traste con mis "rotundas" intenciones de la agotadora noche anterior. Y según como fueron pasando las horas de aquella interminable espera, mi rotundidad fue perdiendo fuerza mientras recordaba las palabras de mi buen amigo Julio. Cuando Aldo llegó a la tienda para hablar conmigo, yo ya me sentía tan débil y confusa en mi decisión que, solo faltaron sus convincentes explicaciones para terminar de desmontar mis argumentos.
No hay que ser muy listo para adivinar que su principal prueba de descargo fue escudarse en las "malas amistades" que durante los años porteriores a la defunción de Emi (su madre), sumados a la separación de Minda (su mujer) , habían propìciado en su vida por haber sufrido un enorme descalabro mental y anímico. Dicho esto y tras aclarar el porqué de estas actitudes y sucesos, me preguntó si todavía estaba a tiempo de seguir conmigo.
Debí haber seguido manteniéndome en un rotundo "NO" pero, ante su pregunta enmudecí.

martes, 17 de junio de 2008

24- AL AMPARO DE LOS SABIOS CONSEJOS DE UN SABUESO.

Tras superar la perplejidad que mis palabras le ocasionaron, Julio añadió:.....- Tú no sabes que es lo que pasó entre su mujer y él. A pesar de no ser la forma más adecuada de actuar, quizás la actitud de tu pareja respondiera a una vil provocación de la suegra y de su ex, por la cual, ¡encima!, tuvo que pagar él. Te lo creas o no, no será el primer hombre que por una discusión familiar, se ve penado por alguna causa Desi. En cuanto a lo del “supuesto tráfico de drogas”, o sus posibles vinculaciones al tema que tanto se comentó en el barrio, te diré que bajo mi punto de vista, es muy improbable que Aldo participe de ello, pues de ser así y por la experiencia que yo tengo, en su casa no he visto ostentaciones ni comodidad alguna.-

Julio había sido invitado al domicilio de Aldo y conocía perfectamente las condiciones tan deplorables en las que aquella familia vivía. El comisario añadió:…..”Un traficante siempre acostumbra a hacer ostentación”. Sin embargo, la situación económica del portugués y de la madre de su hija, en apariencia, distaba mucho de ser así.
Me tranquilizó que Julio, todo un comisario de la Brigada Secreta y con su experiencia en la policía, viera en Aldo a un hombre quizás, no fácil de amoldarse al sistema, llamándolo “culo de mal asiento” pero que, en absoluto se le pudiera llegar a considerar un delincuente. Puede ser que simplemente se tratara de un hombre algo inadaptado que viviera la vida de forma "distinta" a la nuestra. ¡Y en verdad era cierto que Aldo tenía mucha fantasía! ¡Y también era cierto que los coches lo enloquecían! Y no era menos cierto que……¡Nunca llevaba un duro encima!
- Además (siguió diciendo), piensa en la acusación de Candi. ¡Jamás fue probada! No saques conclusiones erróneas, Desi. Es muy fácil difamar a una persona y creo que tú, ahora, te estás dejando influir por los comentarios maléficos de “nuestros colegas”. Quien más, quien menos, hemos tenido juicios en nuestras vidas y cuando te mezclas con “la justicia”, muy probablemente puedas salir mal parado a pesar de no haber hecho nada. La justicia es así. Sorda y ciega. Poco le importa nuestros motivos y explicaciones. Ella solo se limita a las pruebas y estas no son siempre lo claras y justas que debieran ser. Piensa que el que tú hayas tenido una vida tranquila y cómoda, no quiere decir que los demás no puedan tener problemas y cada cual, se los resuelve como mejor sabe. Aldo puede ser visceral en sus reacciones pero, no por ello tiene que ser un delincuente. ¡Yo lo veo buen chaval!.....¿A ti que te parece? -
Después de despedirme de Julio, seguí pensando en todo lo que me había rebatido y aclarado. Si un policía con su experiencia y su edad, no veía nada sospechoso en la vida de mi compañero…..¿Por qué tenía que ser yo quién mal pensara de él después de haber convivido con ese hombre tan “encantador”?......Seguramente se trataría de un “simple” problema puntual de inmadurez o depresión. Sería mejor tranquilizarme.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

jueves, 14 de febrero de 2008

18- UNA EXTRAÑA ACTITUD.

Aquella noche, al regresar a casa de la cena familiar, no “abrí la boca” en todo el trayecto. Esperé paciente a que Aldo me diera alguna explicación, pero el siguió callado, con su mirada agachada sin decir ni “mú”. Después de aparcar el coche, subió al piso, se desnudó y se metió rápidamente en la cama, dándome la espalda bruscamente.
Su actitud inusual, me desconcertó totalmente. Deduje que habiéndose sentido “pillado” en su mentira y habiéndose “pasado de listo” conmigo, sabía que yo le pediría cuentas. Y eso, era obvio que, por el momento y por el motivo que fuera, no estaba dispuesto a hacerlo. Creí que preferiría consultar con su almohada, para encontrar una convincente respuesta que darme. Así que esperé.
Pero a la mañana siguiente, salió mas pronto que de costumbre de casa, dándome la excusa de que, “tenía que llevar a la niña al colegio porque la madre estaba enferma y no podía llevarla ella”.
Aldo no llamó en todo el día por teléfono. Si yo marcaba su número de móvil, estaba apagado ó fuera de cobertura.
Extrañada y sorprendida, tuve la sensación de que “ese”, no era mi Aldo. ¡Esas actitudes no eran propias de él!. Hasta la fecha, nunca se había comportado así conmigo y siempre estuvo dedicado a mí....Si tenía cosas que hacer que le impidieran acompañarme, continuamente llamaba por teléfono para darme razón o saber de mí. (Mi compañero era adicto a los móviles y sus facturas telefónicas, ¡eran de susto!. Y al igual que ya sucedía con la madre de su hija, conmigo, era como si no supiera estar ni cinco minutos sin el permanente contacto.) Entonces……¿Por qué no me llamó en todo el día?
Hasta ese momento, mi pareja había sido siempre un buen y cordial comunicador. ¿Qué era lo que le estaba pasando?. ¿Le habría sucedido algo que no veía oportuno contar?. ¿Cual era su problema?

Recuerdo que aquella jornada, la viví con especial preocupación por no saber nada de él en todo el día. El único consuelo que hallé para tranquilizarme fue, pensar que pudiera estar enfadado con su propia metedura de pata. Quizás esperase que a mi se me pasara el enfado, “forzando la máquina” con su silencio. Pero lo cierto era que desde hacía unas semanas y ya antes de la Semana Santa, Aldo no estaba "normal". Y si habitualmente se le podía calificar como un conductor brusco y temerario, todavía con más motivo en situaciones de especial nerviosismo ó cuando no se sentía “centrado”, tal y como yo tenía la sensación de que estaba siendo el caso.
En el poco tiempo que le conocía, ya había sufrido tres accidentes, uno de los cuales (con el Peugeot), fue bastante grave. Y los peores incidentes al volante que llegó a tener a lo largo de su vida, siempre fueron coincidentes con sus crisis personales. (Como por ejemplo sucedió al fallecer Emi -su madre-, que a la vez coincidió con su segunda separación de Minda y aquel incidente con el BMW.)
¡Pues tal y como yo lo veía en aquellos días, me temía lo peor! Además sabía, que si sucediera algo, por desgracia, yo sería la última en enterarme.
Aldo todavía seguía empadronado en su antiguo domicilio y Flor (por lo que él me contaba) no sentía hacia mi persona, el mas mínimo aprecio. Ella estaba deseosa de recuperar al portugués y figurar a toda costa como su pareja. Por ese motivo y en el caso de suceder alguna cosa, deducía que ella, no me avisaría. Y ese pensamiento……¡Aún me angustiaba más!.

Era tarde y mientras daba forma a mis pensamientos, me quedé medio traspuesta sentada frente al televisor. Creí no haber pasado mucho tiempo entre sueños, cuando de pronto, el sonido de las llaves en la escalera, me despertó.
Incorporándome medio dormida, esperé a verlo entrar para saber si estaba bien. Al mirar el reloj, me dí cuenta de que habían pasado las dos de la madrugada. Aldo……¡Jamás había llegado tan tarde a casa sin tener trabajo y menos aún, sin avisar de su tardanza!. Pero lo peor de todo fue, que siguió con la misma actitud fría y distante del día anterior. Al entrar, me miró con recelo y sin mediar palabra, se quitó la ropa y se puso a dormir.
Nuevamente sorprendida por su actitud, le pregunté preocupada:....- ¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?.-
La verdad es que en apariencia, se le veía perfectamente....Pero tuve que conformarme con mis deducciones pues, tampoco obtuve la respuesta deseada.
Sin comprender que era lo que estaba pasando, me senté en el sofá con las piernas cruzadas y me quedé recordando la conversación mantenida con mi padre, del día anterior. ¿Quizás yo hubiera hecho algo incorrecto que le hubiese molestado?....
Mientras él dormía, yo seguía repasando....Escena a escena, palabra por palabra.....¡Pero no conseguí entender nada!. ¿Qué era lo que había hecho yo?. ¡Aquella situación me estaba creando un sentimiento de culpa innecesario!.
Ya de mañana, agotada de tanto analizar, totalmente desvelada y sin haber dormido nada, me sobresaltó el sonido de su móvil.
El se apresuró a responder antes de que yo lo pudiera contestar y limitándose a escuchar sin apartar la mirada de mí, borró la llamada y lo apagó rápidamente. Acto seguido, se levantó y sin ducharse, se vistió con la misma ropa sucia del día anterior. Después, se marchó.
La tristeza empezaba a hacer mella en mí. Ya no me sentía “guerrera” y con ganas de pedirle explicaciones. En esos momentos, mi preocupación era, averiguar que estaba pasando con nuestra relación.

Aldo era muy hábil. Con su drástica actitud, había conseguido que yo pasara del enfado a la tristeza y del pedir explicaciones, al miedo de que la relación se rompiera.

Los días siguientes, pasaron más ó menos de igual forma. Y cada vez que yo intentaba acercarme a él y preguntar, me volvía a encontrar con su frialdad y su silencio. Su desagradable actitud y su estrategia, duraron hasta el siguiente fin de semana.
Las llamadas extrañas a su móvil a las horas más intempestivas, se sucedieron día tras día. En ocasiones discutía. Pero la mayor parte de ellas, se limitaba a escuchar. Parecía como si alguien quisiera recordarle algo similar a:…...”¡Hola! ¡No olvides que estoy aquí!”. Y yo empezaba a tener claro quién podía ser esa persona.
(Flor y yo sin conocernos, ya nos llevábamos mal. Con el tiempo llegué a odiarla como jamás creo que podré odiar a nadie. Y ese sentimiento, estoy segura de que -a día de hoy-, a pesar del tiempo transcurrido, sigue existiendo plenamente en ella. Quizás hoy, incluso, mas aún que en aquel entonces, tras todo lo sucedido años después.
Con el pasar de los meses, me fui dando cuenta de que siempre estaba en el lugar adecuado, justo en el momento más inoportuno para mí, pero más útil para ella. Sin embargo, la necesidad de sacar a flote mi relación, me enseñó a contrarrestarla. Aunque es cierto que nunca pude perdonarle que me obligara a vivir en permanente defensa. Para mí, ello, jamás hubiese sido necesario. Para ella, fue su obsesión.)

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

viernes, 1 de febrero de 2008

7- ALEGRÍA, FELICIDAD Y....CONFUSIÓN.

Siempre hay una primera vez para todo. Y esa noche Desi, no tuvo ganas de separarse de él pero, sentía tanto miedo al pensar en pasar la noche juntos que le resultaba sumamente difícil invitarlo a subir. Se sentía como un bebé dando sus primeros pasos. Insegura, asustada, nerviosa......¡Ella no quería que todo aquello hubiese pasado, por ver la vida de su nuevo amigo, demasiado complicada! Sin embargo, su mirada comprensiva y llena de ternura, la convenció para dar el primer paso. Finalmente, superando sus propios conflictos, lo invitó a subir.

....Habitualmente nos despedíamos en la portería de mi casa. Ni tan siquiera había llegado nunca al ascensor. Pero aquella noche, después de cerrar la cristalera que daba acceso a la escalera, me sentí distinta. Lo miré a través del cristal, mientras desde el otro lado él, levantaba la mano diciéndome adiós. Caminé por el vestíbulo de la portería unos pasos más. Después, me giré para ver qué era lo que hacía.
Arnaldo caminaba lentamente hacia el coche, pensativo, con la cabeza agachada y las manos en los bolsillos. Nunca me pidió subir a casa y hasta ese momento, yo tampoco lo invité. Al llegar a la puerta del automóvil, se giró y me volvió a saludar.
Normalmente, no arrancaba el vehículo hasta que me veía entrar en el ascensor. Así que viéndome allí parada, rápidamente se acercó al portal y a través del cristal, me preguntó:…..- ¿Te pasa algo? -.
Pensativa le sonreí y abrí la puerta. Ambos nos quedamos en silencio, mientras nos miramos a los ojos. Serios. Con la mirada fija el uno en el otro.....

Arnaldo se mostraba muy prudente, mientras yo le enseñaba mi pequeño apartamento. Cogiendo unos vasos de tubo, le ofrecí una “copa” para romper el hielo. El se sentó en el sofá, mientras seguíamos hablando, a la vez que con la mirada, iba observando toda la estancia. Se interesó por los cuadros y dibujos colgados en las paredes......- Son míos.- (le dije).....- Los hice yo.-
Y para dar mas ambiente a la velada y relajarnos adecuadamente, puse en el aparato de música una cinta de Maria Betania. Al oír la letra en portugués, se le iluminaron sus ojos y con cara de interrogación, me miró emocionado, añadiendo:....- ¡Hace tanto que no voy a mi país, que casi no me acuerdo de hablar en portugués!-
Al verlo lleno de emoción, vulnerable, sensible.....por fin me atreví a sentarme junto a él. Y allí, en el sofá de casa, charlamos hasta el amanecer, sin importarnos que la cinta del casette se repitiera una y otra vez.
Hacia las seis de la mañana, un lacrimógeno sueño se apoderó de nosotros, decidiéndonos entonces a ponernos más cómodos y estirarnos en la cama. No tardamos en quedarnos dormidos profundamente. Ni tan siquiera, nos desnudamos. Sobre las diez, el impertinente sonido de un teléfono móvil, nos despertó. Arnaldo miró el número y lo apagó sin responder. Supuse que sería "ella" y me pareció conveniente invitarlo a que se fuera para evitar problemas mayores. El aún no le había comunicado a Flor su decisión de dejarla y aunque cada uno “hiciera su vida”, creía más conveniente que (antes de iniciarse nada en firme entre nosotros), ellos dos, terminaran definitivamente su extraña relación.
Insistí en que se marchara y reticente aceptó. Me aseguró que hablaría con ella y que no habría ningún problema. Me dijo:….- “No te preocupes cariño. No te estoy engañando. Ella y yo, nunca nos hemos querido. Y ahora que soy tan feliz por haber encontrado a la mujer de mi vida, no la dejaré perder. ¡Ni ella, ni la niña, te van a ocasionar ningún problema!. No dudes de mí. No te engaño. Te quiero”.- Y con esta última frase, cerró la puerta y se marchó.
Me quedé despierta analizando lo sucedido.
Yo era consciente de lo escarmentada que me sentía del género masculino, ya que tras mis últimas relaciones, había decidido poner tierra por medio entre los varones y yo. Aquella era una forma de evitarme nuevos desengaños. Y como ya os he explicado, llevaba así casi seis años. Sola, feliz y sin ningún “tropezón” que enturbiara mi vida. Las palabras de la psicóloga que analizó su escritura, también las tenía muy presentes.......Pero en el amor hay cosas muy hermosas y agradables…..Y si la vida me había vuelto a dar otra oportunidad y me ofrecía un nuevo compañero de camino…..¿Por qué lo iba a despreciar? .....¿A caso los problemas de depresiones y ansiedades, no son habituales hoy en día?
Pasaron las horas, mientras yo, seguía dándole vueltas a como y en qué momento había sucedido todo. Pero también me preocupaba de forma especial, la reacción de Flor ante las explicaciones de Arnaldo.
Pensando y pensando, nuevamente el sueño se apoderó de mí.
El teléfono de casa me despertó súbitamente al sonar. Eran casi las cuatro de la tarde y al descolgar el aparato, la voz de Arnaldo me llenó de ilusión.
El me llamaba para ver como estaba y averiguar si me había arrepentido de lo que habíamos hablado. Me dijo que se sentía muy feliz a mi lado y que con Flor, ya había conversado. Volvió a asegurar que no tendríamos ningún problema en nuestra relación pues, ella, ya se lo había imaginado y que lo que deseaba era, que todo se resolviera de la forma más rápida y amistosa, por el bien de la niña y el suyo propio.
Volvió a llamarme nuevamente a mitad de tarde, pidiendo permiso para venir a verme. Y antes de que le hubiera respondido, ya estaba llamando al timbre de la puerta.
Al abrir, entró rápidamente con una maletín negro, una bolsa con perchas y camisas que se había comprado unas semanas antes.
Estupefacta, cerré la puerta mientras lo observaba.
- ¿Pero qué haces?. (Le pregunté).-
Al oír aquello y ver mi expresión, volvió a coger la maleta del suelo sin saber que hacer con ella y con cara de “niño bueno” me preguntó, si me importaría guardar durante un tiempo sus documentos y su ropa.
Mi actitud era de desconfianza y extrañeza. Entendía perfectamente que él tuviera prisa en resolver su situación pero, me parecía excesivo que decidiera por mí y en mi casa. ¡Nadie había hablado de vivir juntos!. Simplemente, estábamos comenzando a expresar unos sentimientos. Al menos……¡Podía haberme preguntado!.
Tras unos minutos de silencio, serios y expectantes, volvió a dejar la cartera en el suelo y de pie frente a mí, me dijo:…..-“Desi, tienes que entender que yo no podré estar mucho tiempo en esta situación. Si tomo la decisión de rehacer mi vida junto a ti, no puedo estar viviendo con otra mujer y tampoco tengo dinero en estos momentos, para coger un piso en alquiler. Le tendré que pasar la pensión a la niña cuando llegue el día y me parece un poco absurdo que, teniendo tú un piso, nos metamos en más gastos. El dinero que yo tenga que pagar en otro alquiler, te lo puedo dar a ti para cubrir la parte que me corresponda y……¡Listos!. ¿No crees?. Además......Yo quiero vivir contigo, me quiero casar......Y quiero un hijo tuyo”.-
En aquel momento, mis ojos, ¡se salieron de sus órbitas!.....¿Qué era lo que me había dicho?......
A pesar de que su lógica era aplastante y no atiné a rebatir sus argumentos, me parecía excesivamente fuerte hablar de compartir mi vida con alguien y que tan de repente……¡Hasta me pidiera un hijo mío!
Sin embargo, no pensé. Únicamente me dejé llevar. Era ya demasiado el tiempo pasado sola, poniendo “seso y cordura” a mi vida y dando rienda suelta a mis miedos. Entonces me pregunté:…..- ¿Por qué no hacer una “locura”?. ¿Quizás él fuera mi “lotería”?. ¡Vale!......¡Pero nada de casarme y tener hijos!?......Hacía muchos años que dejé de planteármelo. Además....- ¡Pero si tú estás casado!, (le dije). ¿Vas a pagarte el divorcio?.-
De repente, al escucharme a mi misma, las dudas me asaltaron nuevamente. Las piernas me flaqueaban……¡Necesitaba pensar!. ¡Yo no estaba acostumbrada a actuar tan precipitadamente!. Me sentía aturdida y corté por lo sano.
Abriendo la puerta, le pedí que se marchara. Le dije que no podía seguir hablando…...¡Necesitaba tomar aliento! En pocos minutos había conseguido confundirme totalmente.
El se empeñaba en precipitar las cosas y yo necesitaba ir más lenta. Prometió darme el tiempo que yo necesitara pero, esa fue, una de sus mayores mentiras ya que, cuanto más tiempo transcurría en nuestra relación, más prisa tenía él y más rápida conseguía que fuera yo, atropellándome a mí misma.
Arnaldo tenía la facultad de estresarme y acelerarme. Daba la sensación de que le molestara verme relajada ó darme tiempo para decidir y pensar.
Pero…..Volviendo al momento de la despedida;……Tras darme un dulce beso en los labios, se marchó optimista y contento.
Al cerrar la puerta, me di cuenta de que allí sobre la cama, había dejado sus cosas y abriéndola rápidamente, lo llamé. Pero ya no estaba en la escalera y si estaba…..no contestó. ¿Cómo bajó tan rápidamente del tercer piso a la calle?

"……Yo no sabía como podía ser nuestra convivencia, ni la relación con la Ex, ni tampoco con la niña. En cuanto a la economía, no me pareció que fuéramos a tener ningún problema ya que, teniendo los dos trabajo, podíamos hacer frente a todos los pagos habituales del hogar y la convivencia entre dos personas. Así que mientras iba forjando mi cuento de “la lechera”, regresé a casa ya de noche y con la noche, el cansancio provocado por las emociones de la jornada, me pudo hasta la mañana del Lunes."

RDA/2007-Las cosas que no se Deben Callar.