Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.
Mostrando entradas con la etiqueta astucia y picardia. Mostrar todas las entradas
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viernes, 8 de febrero de 2008

12- BIENVENIDA LAURI.

Mientras yo seguía esperanzada en que nuestro futuro se resolvería favorablemente, la toma de contacto y la presencia de Lauri en mi vida, aún me hizo ver con mucha mayor fuerza que mi existencia tenía un importante sentido.En ese momento creí entenderlo todo. Eramos una familia, con ex incluida. Y así lo acepté sin cuestión alguna, aunque no sin enojos.

"A pesar de mi extrañeza y buscando en los ojos de su padre una mirada de complicidad que me diera apoyo y aliento, ayudé a la pequeña a bajar del coche, mientras Aldo lo aparcaba. El estaba tan estupefacto como yo y al salir del automóvil, hizo el gesto de regañarla. Pero yo lo frené. Y no le permití que riñera a la niña, porque durante los minutos transcurridos entre “el grato saludo” y el aparcado del coche, Lauri, seguía con sus ojitos apretados y su cara de enfado, sin quitarme ojo de encima. Ni siquiera pestañeó.

Frente a mí, de pié y con sus manitas apretadas, tensa como una espada, siguió mirándome y mirándome, a la vez que mantuvo su ceño fruncido y su naricita arrugada, como hacía su papá cuando algo le molestaba. ¡Aquella cría daba la sensación de ser, un “alto inquisidor”!

Disimulando mi enojo y sin retirarle mi mirada, nos mantuvimos en esa actitud durante unos largos minutos. Frente a frente. Como si del reto más digno y decisivo, se tratara para ambas. Y seguramente fue así porque, la realidad era que yo, no estaba dispuesta a bajarle la guardia pues, de haberlo hecho, hubiese comprendido que ella era “la mas fuerte” de las dos. Y eso, sabía que no debía permitirlo si quería evitarme problemas a corto plazo.

Así que al igual que dos gatas enfrentadas, seguimos y seguimos mirándonos en silencio, sin mover ni un solo pie.

Al rato, la fuerza y testarudez de la niña, me empezó a parecer sospechosa. No había forma de que Lauri se “apeara del burro” y bajara la mirada. En su actitud, creí entrever mucha manipulación. Pensé que ningún crío, por mal educado que fuera y con tal corta edad, mantiene la mirada con semejante frialdad y descaro a un adulto. ¡Mucho menos!, a sabiendas de que lo que ha dicho ó hecho está mal. Segurmente ignoraba el significado de la palabra pero, ella tenía claro que, "aquello", me tenía que molestar. Ese era su objetivo. Y ello me demostraba que, la niña, se sentía orgullosa por haber llevado a cabo el “encargo”, para mí claro, de su mamá. Lauri quería "ganar" para tener contenta a su madre.

Me reafirmé en mi idea de no reñir a la niña por hacer lo que su madre le indicaba, aunque sí le hubiera dado una buena reprimenda a su progenitora por animar a un retaco de tres años, a utilizar ese tipo de vocabulario e intentar que, a través de la misma, yo entrara en el juego de las ofensas y descalificaciones. Así que quise quitarle total importancia al asunto y dicho incidente no vino más que a ratificar, la opinión que, en aquellos días, comenzaba a formarme de Flor.


No recuerdo porqué motivo Aldo, nos dejó solas un rato.

Ya habíamos subido a casa y durante el trayecto al ascensor, la niña, ni tan siquiera miró el suelo por donde pisó. ¡Le dio igual tropezarse, como que no!. Ella siguió con su mirada rabiosa y mal humorada fija en mi.

Lauri y yo, seguíamos mirándonos fijamente y en silencio, sentadas en el sofá de casa mientras mí cabeza buscaba, lo mas rápido posible, algo interesante para proponerle y conseguir despistarla de su obstinación…..¡Pero sin quitarle ojo, por supuesto!.

Eran casi las ocho de la tarde. Deduje que a una niña de su edad se le debía dar la cena más o menos a esa hora. Y........¿Qué crío se resiste a una suculenta hamburguesa?.

Decidida a poner en práctica mi idea, le propuse a Lauri, bajar al bar para comernos el calentito manjar. A pesar de todo, creí que la niña (que en esos momentos ya no estaba solo enfada conmigo, sino también con su papá por haberla dejado sola “con esa P” que era yo), respondería que no. Sin embargo, estaba claro que la cría, contra mí, en realidad, no tenía nada.

A Lauri se le iluminaron sus negros ojitos cuando escuchó la palabra “hamburguesa”. Y súbitamente, cambió su expresión de enojo por otra mas relajada, mientras asentía con su cabeza. Así pues, le dejamos la clásica nota colgada en la puerta de la nevera a papá y bajamos a la calle.

A pesar de su hostilidad y a regañadientes, me dejó cogerla de su manita y una vez sentadas en la mesa y en terreno neutral, volvió a insultarme con cara de “terrorífica malvada”.

Haciendo caso omiso……¡como el que no oye la cosa!......le coloqué la servilleta en su cuello (a forma de babero) y mientras el camarero la miraba perplejo, yo le guiñé el ojo y me encogí de hombros, a la vez que en mi cara perfilaba una sonrisa de lado a lado. Había que disimular.

Realmente era chocante presenciar como aquella “enana”, me intentaba provocar una y otra vez. ¡Pero me resistía a darle la importancia que ella esperaba que le diera! Sentía que debía desconcertarla. ¡Romperle los esquemas!. Si me mostraba enfadada, sería peor.

Ya servidas las dichosas hamburguesas y con los platos sobre la mesa, yo empezaba a perder la paciencia. Pero observé que poco a poco, bien fuera por la boca llena ó por qué se había distraído del objetivo indicado por su madre (que evidentemente no era otro que sacarme de mis casillas y encontrarla lo más antipática posible), me pareció que la niña estaba más relajada. Fue entonces cuando aproveché para entrar “al trapo”. Así que con tacto, intenté sonsacarla y averiguar de donde demonios había sacado Lauri la “dichosa palabreja”.

La niña, con morritos y la cabeza agachada, dijo que era….”Lo que La Flor, le había dicho que dijera”. Y entonces me preguntó con su vocecita de “mimo”……- ¿No te enfadas?-

Afortunadamente para mí, en aquel instante, su padre, ya había regresado de su ausencia y presenció la “confesión” de su hija sin pestañear pues, yo comenzaba a sentirme como esas profesoras feas y antipáticas que casi todos hemos conocido en edad de preescolar. La llegada de Aldo a la mesa, me dio un buen respiro.

Entre los dos, le explicamos a la niña que esa era una palabra muy fea para que las “chicas tan guapas y listas como ella”, las dijeran. Y también le explicamos, como pudimos y a “grosso modo”, nuestra situación y la de mamá, para que la niña pudiese entender algo de lo que estaba sucediendo entre nosotros. No era justo que la pequeña se quedara únicamente con la versión, a buen seguro deformada, de su madre.


Era ya tarde y debíamos llevar a Lauri de vuelta a su casa. Pero por el camino, hubieron nuevos problemas pues, ella se empeñó en sentase delante, mientras su padre conducía. Se sentía ofendida por no ser la “copiloto” y ser yo quién se sentara en ese lugar, junto a papá. Y ello, no estaba dispuesta a perdonarlo fácilmente.

Como eso, por su propia seguridad no le fue permitido, se dedicó a coger a su padre por el cuello con el brazo, mientras conducía, “intentándolo ahogar”. ¡La verdad es que nos dio el trayecto! Entre gritos y aspavientos, a duras penas, conseguimos llegar a su hogar. Una vez allí y antes de entregársela a su madre, a Lauri le dio por levantarle el puño a su padre, como si un puñetazo le fuese a dar. Y cada vez que Aldo intentaba darle un beso, la niña realizaba el mismo gesto. De pronto Aldo, la cogió y con un rápido giro, la pasó de atrás a delante, la sentó sobre él y le dijo:….- ¡Dame un morreo!.-

La niña se rió con una enorme carcajada y mirándome de reojo y con mucha picardía, abrazó a su padre por el cuello y como si de su novio se tratara……¡Lo besó en la boca sacando la lengua!

¡Yo no podía creer lo que estaba viendo!. ¿Qué era lo que esos padres hacían con su hija?......

Con la niña en brazos, mi compañero salió del coche y la subió a casa de su madre. Lauri, ni se despidió de mí, por supuesto".

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".

viernes, 1 de febrero de 2008

ASTUCIAS.

La noche que Aldo llamó a casa, consiguió hacerse con la libreta de ahorros mientras ella dormía. Pero Flor era rápida y astuta. Cuando Aldo introdujo la cartilla en la ranura del cajero, la máquina se quedó con ella, avisando de que la cuenta había sido cancelada. Por ese motivo Aldo, llegó a mi tienda (aquella mañana), sin un céntimo para comprar la rosa deseada. Y ese mismo suceso, se repetiría meses mas tarde con otra de las cuentas que Aldo tenía abierta en otra entidad bancaria, estando yo presente en esa ocasión. Comenzaba el mes de Noviembre del 99 y la situación entre ellos dos, estaba a punto de estallar.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

9- SU CÓMPLICE.

Flor era una mujer de 32 años, morena y más bien gordita. Su pelo castaño y liso, cortado en media melena, siempre lo recogía en una diminuta coleta. Su complexión, al igual que la de Aldo y la mía, era más bien pequeña. De tez clara y cara redonda, habitualmente destacaba, sus pequeños labios en color rojo pasión. Con andares hombrunos y calzando viejas camperas, se vestía con tejanos gastados.
No se podía decir de ella, que fuera una mujer en exceso femenina. Más bien daba la impresión, de una chica ruda y tosca, de carácter fuerte y claras convicciones. Insistente, vasta y testaruda, chocaba totalmente con la apariencia refinada de Aldo.
Pero si algo llamó la atención en mí, de aquella mujer, fueron sus cejas. Mejor dicho…..¡La ausencia de ellas!. No estaba de moda en aquellos años, quitarse las cejas. Más bien aquella fue, una moda de los años setenta y sin embargo, ella, se paseaba por la calle con aquel look extraño y una rara expresión.
Pero con el paso del tiempo y según la fui conociendo, entendí el porqué de su extraña apariencia. Al parecer, cada vez que a Flor le daba una de sus crisis de histeria y ansiedad, se arrancaba con los dedos, los pelos de sus cejas. Y un buen día descubrí, curiosamente......que mi compañero, también sufría el mismo tic.

....Entonces me contó que una tarde (llegando de su trabajo), se encontró a la madre de su hija con un amigo de su suegro en la cama. Al parecer, la pareja atravesaba una mala racha económica y a cambio de dinero, Flor, prestó “sus favores”.
……- Desde ese momento (dijo Aldo), decidí “pasar” definitivamente de ella.-
El ya no volvió a esforzarse nunca más por crear un falso hogar. A fin de cuentas.....Todo había sido un pacto.
Después de dicho incidente, los “engaños” (por llamarlos de alguna manera) hacia su compañera, se sucedieron, uno detrás de otro. Aldo llegó a mantener relaciones con su propia sobrina Diana, la cual era la “canguro” de la niña. Y paralelamente a Flor, también mantuvo relaciones con una vecina. Cuando nos conocimos, tenía una amante que (según él contó), era la mujer de un guardia civil vecino de mi barrio.
¡Que pena de vida! (me decía a mi misma mientras lo escuchaba). Pero por desgracia, demasiado habitualmente entre parejas mal avenidas y sin amor, se dan episodios similares. Eso todos lo sabemos. Y es muy triste que, los niños y los adultos, se obliguen a vivir sin amor, ni respeto, dentro de cuatro paredes cuando, fuera de ellas y planteándose las cosas de otra manera, tienen posibilidades de ser mucho más felices.
Pero cada pareja es un mundo y yo no era quién para aconsejar, ni decidir. Todo aquello me parecía lamentable.

RDA/2007-Las Cosas que no se Deben Callar.

8- PRESIÓN.

Ante mi resistencia a aceptarlo en el hogar e intentar frenar sus impulsos, en el vano intento de conocernos más a fondo antes de tomar una decisión, Aldo incrementó brutalmente su presión.

"Durante la semana siguiente, Aldo vino a visitarme (cada noche sin falta), a la salida de su trabajo.
Sobre las dos de la madrugada, llegaba a la puerta de casa y daba un discreto timbrazo, mi perro se despertaba, daba un tímido ¡guau! y yo me levantaba contenta y muerta de sueño para recibir a mi amor. Ponía música, le servía su “chupito” y sentados en la cama, apoyados uno sobre el otro, compartíamos una hora ó dos de animada conversación. Charlábamos sobre cómo había ido el día, planes de futuro, broncas con su ex, qué tal mi negocio etc. etc……Después, se despedía y se marchaba respetuosamente a su casa.
Cada mañana me llamaba para darme los “buenos días” y comprobar que no me quedara dormida. El era muy consciente de que al romperme el sueño e ir cansada, sería posible no oír el despertador cuando sonara. Parecía ciertamente muy considerado. Todo en él, era tacto y delicadeza.
Pero ahora, al analizar lo relatado, dudo de si lo hacía por estar enamorado de mí ó simplemente fue una treta para obligarme a decidir con mayor premura. A mayor cansancio, mayor prisa tendría yo por resolver la situación.
Estaba claro que mientras él siguiera fuera de casa, yo seguiría recibiendo sus visitas y rompiendo mi sueño, lo cual originaría en mí, el deseo de terminar las “noches de sueño interruptus” y ello, precipitaría su entrada en casa que, en definitiva…..era lo que él deseaba. Pero ese detalle, al igual que otros, no los vi hasta mucho tiempo después.
Mientras tanto yo, seguía feliz aunque “hecha polvo” y durante el día, comentaba con mi amiga Francis, como había transcurrido la visita de rigor de Arnaldo. Mis dudas, mis miedos.......¡En fin!. Esas cosas que la mayoría de las personas comentamos cuando nos sentimos inseguras en una situación. Entre dudas e hipótesis, transcurrían nuestras conversaciones. Pero en definitiva, fue mi cuñada Marta, la que me dio el argumento que yo necesitaba para decidirme. ¡Ya no éramos niños!......Y ambos, estábamos de vuelta......digamos que, de “unas cuantas cosas”.
A mi él me encantaba y Arnaldo necesitaba una solución rápida a su problema. ¿Qué había de malo en facilitarnos las cosas y darnos un voto de confianza?....... - A fin de cuentas, si la cosa no funciona.......¡Se deja!.....intentando no perjudicar a nadie y……¡Listos!. Para algo sois adultos.- (Añadió). - ¡No te lo pienses más Desi!. ¡Ya has sufrido mucho!. Tienes derecho a ser feliz y tener tu pareja. ¡No tienes porqué pensar que esta vez también se tiene que estropear!. ¡Sé positiva!. Esta vez saldrá bien. Ya lo verás.-
Marta tenía razón. Mi cuñada era una chica muy sensata a pesar de su juventud.
Así que durante esa semana, entre los consejos de Francis y los de Marta, empecé a ver las cosas más claras. Además.......¡El sueño me mataba! ¡No podía seguir así!.
Supongo que mi naturaleza positiva e impulsiva, me invitó a resolver con rapidez. Y ese mismo fin de semana, le di permiso a Arnaldo para que trajera sus cosas a casa. A partir de ese momento.........Dejó de ser “el Arnaldo” para pasar a ser “mi Aldo”.
(Ahora me doy cuenta de lo que vale escucharse a una misma. Siempre se dice que es muy importante la intuición, pues es, como la voz de un “Guía Protector” ó nuestro “Pepito Grillo” que nos aconseja desde el interior. ¡A mi esa voz me frenaba!. La oía pero.......No la quise escuchar. Tan solo tomé conciencia de lo que me decía, algunos años después. Pero en aquellos tiempos, la ilusión, me provocó una grave sordera.)"

"Estábamos casi en el final de mes. Aldo había traído ropa, zapatos y distintos enseres a casa. Pero lo hacía con lentitud. Muy poquito a poco. Y a mí, me extrañaba mucho su actitud.
Al preguntarle, decía que era para que, “la otra”, no se enterara de que “se estaba yendo” pues, si se percataba de lo que él estaba haciendo, no le dejaría sacar sus cosas del piso.
Habían días en los que venía con dos ó tres camisas puestas, una encima de la otra. ¡Yo no entendía nada!.
- Pero Aldo…..¿No erais vosotros los que teníais prisa en regularizar vuestra situación? (le preguntaba).- Y él me respondía que Flor era, ¡tan variable! que tan pronto decidía una cosa, como otra. Así que para evitar problemas ante su hijita, prefería hacer las cosas de esa manera, porque de otra forma……”se le podría complicar todo”.
La verdad es que durante los cuatro años de convivencia, me di cuenta de que él tenía razón. Y durante muchos meses después de su llegada, aún siguió trayendo ropa a casa que, según él dijo.......”Flor, la tenía escondida bajo la cama”.
Todo aquello me parecía muy lamentable. La vida que Aldo había tenido con aquella mujer, debía haber sido un horrible infierno. ¿Qué tipo de relación habrían mantenido ellos dos, para tener que llevar a cabo una ruptura tan extraña?.
Pero lo cierto es que, a pesar de algunas cosas “algo raras” (siempre relacionadas con Flor y su hija), entre nosotros, los días, iban transcurriendo tranquilos y felices como cualquier pareja de recién enamorados. Después de mis dos anteriores relaciones, la paz y tranquilidad que Aldo me proporcionaba con su compañía, cariño y dedicación, la agradecía cada mañana."

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Calar".

domingo, 20 de enero de 2008

DESLUMBRADA.













Y cuanto más le escuchaba, mas se acrecentaba mi pena hacia él, alimentando los oscuros nubarrones que se cernían sobre mi. Pero yo, deslumbrada por sus falsas características humanas, opté por darle todo mi apoyo y mi amor.

No me amedredentarían ni su ex, ni su ausencia de trabajo. Aldo había demostrado ser un hombre cumplidor y trabajador. Si en el barrio no lo querían, ya encontraría otra ocupación. En cuanto a su ex, sería conveniente conocerla, por el bien de la niña y de su papá.

5- EXPLOTANDO LA PENA.

......“Durante las siguientes semanas y tras su último encuentro, Arnaldo le contó a Desi su historia con Flor."

......"La relación que el matrimonio mantenía, era ya prácticamente nula. Y Arnaldo, al terminar su trabajo, acostumbraba a compartir unas copas con sus compañeros en un bar próximo a la agencia. Allí trabajaba Flor como camarera.
Un día entró en dicho establecimiento con su amigo Toño (el gitano, al cual tenía como hermano) y ella, que había terminado ya su jornada laboral, los invitó a unas copas. Aquella noche se fueron juntos de fiesta y acabaron en una loca noche de pasión.
Pasaron varios meses durante los cuales, Arnaldo conoció a la familia de Flor y al parecer, el portugués, se enamoró. Entonces decidió romper definitivamente con Minda y alquilar un piso en el pueblo, alejándose de Barcelona para seguir con su nueva relación. Pero no fue de Flor de quién se enamoró, sino de su hermana. Al poco tiempo, recibió la noticia de que Flor estaba embarazada y que esperaba un hijo suyo.
A Arnaldo siempre le hizo ilusión tener descendencia y tras la frustración del aborto de Minda, la idea de que aquella mujer le pudiese hacer padre, le encantó. Así que le brindó a la “camarera descejada de los labios rojos”, compartir vivienda hasta el momento del parto. Luego, ya decidirían lo que deberían hacer.
Por su parte Flor (que sabía muy bien lo que hacía y lo que buscaba), consiguió inicialmente sus objetivos. Ella quería salir como fuera de su familia. Y también deseaba abandonar el barrio en donde vivía (gueto conflictivo de la ciudad en aquellos años). Así pues, pactaron. Flor le daba a Arnaldo el vástago deseado y Arnaldo le daba a Flor, la posibilidad de mejorar su vida y lo que ella ansiaba.
Esta parte de sus vidas, tendría ocasión de corroborarla el día en el que él me la presentó. La misma Flor admitió ante mi que, su relación con Arnaldo había sido pactada por interés, dando a entender que, el único vínculo que la había unido a él era, su hija.
Arnaldo por su parte (al recordar todo aquello), se malhumoraba repitiendo una y otra vez, que Flor lo engañó, le mintió y que por celos y envidias hacia su hermana, le tendió una trampa que él había pagado muy cara, ya que aún deseándolo, nunca pudo desvincularse de ella.
Al parecer, Flor se sintió como “un pasa ratos” de aquel hombre y el hecho de que fuera su hermana quién en verdad ocupó su corazón, nunca se lo perdonó. El jamás amó a Flor. A consecuencia de todo ello, la relación entre las hermanas, se rompió.
Según el portugués explicaba, Flor estuvo observando a Arnaldo una tarde tras otra. Sabía que amigos tenía, sabía donde trabajaba. Conocía la existencia de su mujer y sabía donde vivía y cuanto ganaba. El portugués, era el hombre perfecto para ella.
Astuta como una rata, también sabía de su interés por conocer mejor a su hermana y evidentemente, eso fue, lo que no permitió.
Cuando Flor invitó aquella noche a Arnaldo, tenía muy claro lo que estaba haciendo. ¡Para nada le importó que estuviera casado, ni tampoco respetó a su propia hermana!. Simplemente vio una presa fácil.....Y se lanzó.
El era un hombre “débil”. Las mujeres siempre fueron su perdición. Para él……¡Todas eran maravillosas!.....Y además, por su complexión, no era hombre que tolerara bien el alcohol.
Ella tenía la batalla ganada. A una persona habituada a trabajar tras una barra, todos esos detalles, no se le escapan fácilmente.
Arnaldo la despreciaba. Se quejaba de no haber escuchado a sus amigos, cuando lo avisaron de que ella era una “lianta”. Ellos la conocían bien. Y en aquellos momentos, tenía ya muy claro que por hacerle un favor, enmendar su error y ver cumplida su ilusión de ser padre, había caído en una trampa nefasta.
Hablaba de la madre de su hija con rabia y con rencor. Se refería a ella como a una prostituta y la catalogaba de inculta y analfabeta. En sus mejores dedicatorias hacia Flor, decía que era:......- “Muy poquita cosa para cualquier hombre”-
Por aquel entonces, su relación de convivencia se limitaba exclusivamente a cuidar de la niña. Hacía bastante tiempo que él había tomado la decisión de hacer su propia vida, aunque residiera bajo el mismo techo que Flor."

......"Desi se limitaba a escuchar y sacar sus conclusiones. No le daba la sensación de que Arnaldo fuera demasiado justo en el juicio efectuado hacía la madre de su hija. Su naturaleza femenina y las “malas pasadas” que algunos de los varones hallados en su camino le habían jugado, la invitaban a ser cautelosa ante su versión y dudar en cierta forma de sus palabras"…..

……"Sin embargo, es cierto que en ocasiones, la naturaleza crea madres desvirtuadas y padres atípicos......¿Quizás esta fuera, una de esas situaciones anómalas que, de vez en cuando, se dan en la vida?. Y si tenemos en cuenta que el objetivo de Flor, era “cazar” a un hombre para que la mantuviera y la sacara de donde estaba, la versión de Arnaldo, podía tomar fuerza.”

......“Pero ante tantas desgracias y sin saber muy bien que cara poner al escuchar sus palabras, Desi se evadió de él durante unos minutos dándose cuenta de que en ocasiones, cuando las gentes nos cuentan sus tremendas vivencias, con la mejor intención de solidaridad, ponemos cara de sufrimiento y circunstancias y hasta en ocasiones, conseguimos que broten de nuestros ojos en algún instante de la conversación, esa clara y salina sustancia que resbala lentamente por nuestras mejillas, deseando con nuestro acto y con verdadero fervor que, nuestra expresión de dolor sirva para aliviar el dolor ajeno, como si en ello, fuera su paz.
Pero la dura realidad, es que por mucho que lo deseemos, jamás podremos estar en la piel de quién en verdad lo está sufriendo. Al igual que cuando nos toca a nosotros, los llantos de quienes nos escuchan, tampoco merman nuestra agonía. Menos aún, como en el caso de Desi, cuando su infancia y adolescencia, había estado radiante de amor y disfrutado de una vida plena, desahogada y ordenada. Pues tanto sus padres, como sus abuelos, siempre fueron felices, otorgándole con ello, también su felicidad. Y sobretodo su infancia……Aquello fue algo tan dulce y maravilloso, que hubiese deseado (de todo corazón) que todos los niños del mundo, fueran tan felices como ella fue!.
Pero Arnaldo, no fue un niño tan afortunado. Arnaldo tuvo una madre encantadora pero, débil. Un padre tirano y poco entregado a su papel de padre y esposo. La rivalidad entre los hermanos y sus propios complejos e inseguridades jamás superados…..Envidias y celos, además de actitudes de sospechosa delincuencia en determinados miembros de su familia, enfrentaron a aquel hombre, a un trampolín de complicaciones que, en su vida y hasta la fecha, no tenía superadas ni resueltas."

......"Abandonando sus pensamientos para volver nuevamente a su compañía, Desi le sonrió y le despidió."

......"Mientras vi como se alejaba, pensé que ya sabía algo más de aquel extraño y cortés hombre. Sin embargo para mí, seguía siendo tremendamente enigmático. Quizás yo había pasado demasiado tiempo sola, sin conocer gente nueva. Y estaba muy acostumbrada a llevar las riendas de la situación con mis amigos “de siempre”. En el caso de Arnaldo, sentí que era vulnerable. Aquel hombre, había sufrido mucho.
Yo había acudido aquella tarde a su cita, para decirle que posiblemente, no habrían más salidas entre nosotros. Y lejos de haberlo hecho, él me había explicado parte de su vida, implicándome con ello en su sufrimiento. Buscaba a alguien que lo escuchara y lo apoyara."

......"Pero también era consciente de que el portugués, no era mi tipo de hombre. Así que, por lo visto, lo subestimé. Tan solo tuve en cuenta mis emociones conocidas y visibles, pero no conté con las que él podría despertar en mí."

......"Pues sin ser del todo consciente, terminé por meterme de cabeza en aquella nueva relación que, cuanto menos, parecía bastante diferente a todo lo que hasta el momento, yo había conocido."
Reservados todos los derechos de autor-2007."Las Cosas que no se Deben Callar".

4- UNA TRISTE HISTORIA.


......"La velada transcurrió tranquila y agradable. La noche era clara. No hacia frío. Y la luna nos iluminaba, a la vez que nos mostraba la línea oscura del horizonte."

....."Arnaldo me contó entonces que, en un momento de su vida él, había sido pescador y que fue una época muy agradable, llena de libertad y de paz."

....."Pero antes de que siguiera explicándome, le invité a salir del coche y sentarnos en el muro que separaba el rompiente del mar, de la carretera. Mientras, las gotas de agua salpicaban nuestras caras al chocar las olas en las rocas."

....."Fue entonces cuando me enteré de que Arnaldo, era el tercer hijo de seis hermanos. Cuatro varones y dos chicas. Su padre, enfermo del corazón y retirado de su trabajo, había sido Oficial de la Policía Portuguesa y su madre, la clásica señora abnegada y dedicada a “sus labores” y al intento de poner paz y orden a un hogar muy concurrido. Ella enfermó de cáncer durante la estancia de Arnaldo en España y al parecer, él consiguió verla (tan solo), unos minutos antes de su defunción. Al medio año de aquel triste suceso, su padre contrajo un nuevo matrimonio con la mujer con quien había mantenido una relación paralela, en vida de su madre.".....

....."La terrible sensación de abandono hacia su madre por parte de su padre, expresada y transmitida por Arnaldo a través de sus palabras, me heló la sangre."

"El se culpaba de lo sucedido por haber dejado a su madre enferma, en manos de un hombre despreocupado de ella.
Según contó, la buena de Emi falleció casi abandonada por su marido, presa de agudos dolores físicos y de corazón. Arnaldo no pudo estar a su lado durante el proceso de su dolorosa enfermedad, provocándose a sí mismo, un traumático complejo de culpabilidad. Pero además, jamás perdonó a su padre por la ausencia de dedicación y cuidados, a la enferma Emi.
A la vez que lo iba escuchando, diferentes valoraciones se agolpaban en mi cansada mente. Pero ciertamente, yo no era quién para juzgar a nadie. Era obvio que de ser ciertas las palabras de mi contertulio, la actitud de aquel padre no había sido demasiado (por no decir), nada ética. Pero a fin de cuentas, por mucha tristeza que me pudiese ocasionar su historia, ese era un problema entre Arnaldo y sus hermanos. Y en lo que a mí me pudiera concernir, no debía sacar conclusiones erróneas, pues el hecho de que el padre fuese así, no implicaba necesariamente que los hijos fueran a ser iguales."

......“Desgraciadamente, con el transcurso del tiempo, Desi, tuvo la oportunidad de comprobar que Arnaldo, más que ninguno de sus hermanos, le guardaba un especial rencor a aquel excéntrico varón. Y no solo debido a la defunción de Emi, si no también por algo más que, con los años, ella deduciría. Pero también pudo comprobar que, al menos él, de entre todos los demás, si se asemejaba bastante más a su progenitor, de lo que ella hubiese deseado."

"En aquel momento y tras un obligado silencio (mientras emocionado se secaba las lágrimas de sus ojos), Arnaldo le mostró a ella una fotografía. Era la de su madre. El portugués, siempre llevó consigo la foto de quién le había dado el ser y junto a ella, la de su hija.
Años después, Desi sería testigo de cómo aquel camarero menudo y sensible, derramaba lágrimas envuelto en llantos, recordando la figura de su fallecida madre, ante la impotencia de no haber podido ayudarla en su momento. En ocasiones, como un niño indefenso frente a sus sentimientos más primarios, la llamaba en sueños, sollozando desesperado:…… - “Mai…..Mai!”.....

......"La historia de su boda, le resultó a ella especialmente chocante y curiosa".....

....."Respiré hondo y miré a Arnaldo a los ojos. El tomó aliento y siguió.
El portugués se había casado joven con una portuguesa, de la cual no tuvo hijos aunque al parecer si un aborto no deseado. Esa era la primera mujer. La única legal que hasta el momento había tenido"....

....."El me dijo:…..- No tenía novia, pero una vez realizada la “mili”, mis padres consideraron que era ya todo un hombre y que tenía edad para casarme. Así que recién llegado de España, me recibieron con una fiesta y me presentaron a la que días mas tarde, sería mi mujer.-¿Días mas tarde?.....(Me pregunté yo). Y extrañada pero en silencio, seguí escuchando su relato.
Arnaldo se despertó una mañana con su anillo de casado en el dedo y aquella joven de veinte años a su lado. En la mano, la partida de matrimonio firmada y sellada.
A esa altura de su narración, yo lo observaba con los ojos como platos, mientras no terminaba de dar crédito a lo que estaba escuchando. Nada en la vida de aquel hombre parecía normal! Al menos, comparado con la vida que yo había conocido.
Aquel día, Arnaldo tenía también veinte años, una boda recién celebrada y una perfecta desconocida a su lado, de la cual, solo sabía que se llamaba Arminda, que trabajaba en un bar y que era del pueblo de su madre, Almeida.
Según siguió contando, al incorporarse del “lecho nupcial”, la gran resaca y el dolor tan terrible de cabeza, le dieron las pistas de lo sucedido. El “pastel”, estaba servido".....

......"Pero terminaron por separarse. Ella lo abandonó."......

......"Habían transcurrido ya unos cuantos años entre idas y venidas desde la celebración de los esponsales, cuando con los ahorros y “la casa a cuestas”, Arnaldo consideró adecuado ir en busca de su mujer y darse una segunda oportunidad."

......"Fue entonces cuando, al parecer, se enteró de que ella estaba embarazada y que el feto no venía bien."

……"En ese momento, la tenue luz de la noche dejó entrever los ojos de aquel hombre y Desi pudo apreciar la tristeza que le ocasionaba recordar ese episodio tan dramático de su vida. Lo que ella no supo hasta algún tiempo después fue que, en su relato, omitió voluntariamente cosas importantes que quizás, debió haberle explicado desde el principio. Sin embargo, él, no lo hizo.”

....."La vida de la madre corría peligro, así que la decisión tuvo que ser drástica.
Para Arnaldo, formar su propia familia y llegar a ser padre, era lo más importante que podía conseguir. Pero eso yo, llegaría a entenderlo algunos meses después.
Al parecer, posteriormente a ese desagradable suceso (tras el cual Minda tuvo que ser esterilizada), la relación entre ellos, aún fue a peor.
El me contaba que, después del incidente del aborto y la necesaria esterilización, a ella, le cambió el ánimo y el cuerpo. Y harta de estar en España, metida siempre en la cocina del bar y lejos de su familia, decidió marcharse nuevamente a Almeida con su madre.
Tras ella y con los nervios de la situación, él salió carretera adelante en su busca, sufriendo un grave accidente de coche justo en la frontera. Arnaldo recibió todo el impacto en la cara y la cabeza. Sus dientes injertados y una cicatriz en su frente, confirmaban el relato. Esas eran las huellas visibles de aquel incidente, en el cual llegaron a cubrirlo con una manta, dándolo por muerto.
Después de su recuperación y reconciliación con su esposa, regresaron por tercera vez a España. El negocio de Valladolid, estaba ya perdido. Era absurdo, por tanto, volverlo a intentar allí. Así que decidieron entonces trasladarse a Barcelona y comenzar una vida nueva en la ciudad catalana.
Yo le miraba, callada. Le escuchaba pensativa, sacando mis conclusiones. No le había hecho ni una sola pregunta. ¡Es mas!.....Intenté que según que cosas, ni tan siquiera me las contara, por evitar que rememorara el sufrimiento que todo ello le ocasionaba. Me parecía que todo aquello era muy duro de sobrellevar. Pero el seguía y seguía hablando, demostrándome con su actitud, su necesidad de explicar."

....."A los pocos meses de su llegada a Barcelona, definitivamente se separaron. A pesar de ello, al parecer, jamás llegaron a legalizar su situación. Y tras siete u ocho años de turbulento matrimonio y otros ocho ó nueve años de separación, un trágico accidente, un aborto, un negocio perdido y seguramente un matrimonio sin amor, ellos, seguían legalmente casados. ¡Cuantas ilusiones frustradas y cuan gran sensación de fracaso! (Pensaba yo).
Aldo siempre recordaría a Minda como, una hermosa mujer de tez blanca y bonito pelo caoba rizado. Pero ella, también sería, al igual que su padre, otra de las personas a quienes Arnaldo no perdonó jamás.
El hecho de haber perdido su negocio y haber sufrido aquel trágico accidente, gravó en la mente del portugués, la idea de que su mujer había sido la única culpable de sus desdichas."

....."Años antes de su separación y estando todavía con ella, él se unió a otra mujer a la cual dejó embarazada. Esa nueva compañera a quién él se refirió, era su actual pareja y la madre de su hija. Se llamaba Flor."

.....“Los primeros rayos de sol comenzaban a dar luz en el horizonte. Y como si de un telón de aterciopelado azul ultramar se tratara, la oscuridad de la noche fue ascendiendo ante sus emocionados ojos, disipándose entre las nubes y dejando paso a un radiante día de sol.
Entonces decidieron que era hora de despedirse y con su convencional corrección, él la acompañó al portal de su casa y allí se despidió."

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".




LA PRIMERA CITA.

Después de algunos meses de vernos a escondidas de amigos y conocidos, aquella noche, ante la imponente imagen del mar, él, me contó la triste y extraña historia de su vida. Y yo me la creí, con la mayor inocencia imaginable.
Esa fue nuestra primera cita. Después de ella, nunca más se separó de mi.
El supo esperar paciente y sin presiones aparentes, imponiendo sutílmente su presencia y envolviéndome con sus dulces y suaves palabras, el momento en el que poder atacar.

jueves, 17 de enero de 2008

1- CONOCIENDO AL NUEVO COMPAÑERO.

Una de la preguntas que, ya hemos comentado, más habitualmente se hace la gente cuando ya las han matado o agredido es: ...........¿Cómo pudo enamorarse de un hombre así?............
Ahora os explico que fue lo que yo conocí cuando me lo presentaron. Quizás esto ayude a entender a los que no lo hayan conseguido ya.

.......Le recuerdo a El, detrás de la barra del bar. Pequeño, menudo, con su cara de pillo…..Moreno como un gitanillo. Raya al lado, pelo corto y negro. Me observaba tímido y correcto con sus ojos rasgados, pequeños y oscuros. Nervioso y activo, daba la sensación de que estuviera pendiente de todo. Parecía curioso y chafardero. De los que no se atreven a preguntar y sacan conclusiones por si mismos. Siempre se situaba en el centro de la barra con sus manos cruzadas detrás, en su espalda. Mientras, mirándonos a todos, nos debía estudiar.No lo encontré ni guapo, ni divertido. Simplemente me pareció un hombre excesivamente serio y algo “oscuro”. Sin demasiada luz en su semblante. Pero en definitiva, un camarero educado y servicial. Tan solo hacía unas semanas que Candi (el dueño del bar) lo había contratado y por el momento, estaba contento con su servicio.Aquel día, al entrar en el establecimiento para comprar tabaco, le saludé y por cortesía, le pregunté su nombre. Tuvo que repetírmelo varias veces, ya que la calidez y suavidad de su voz, mezcladas con la música y el sonido del establecimiento, no me permitieron entenderlo con claridad. Al repetirlo, detecté un acento extraño. Arnaldo, era portugués, de la ciudad de las universidades, Coimbra.

......Los días pasaban y en mis distintas entradas al local de mi amigo Candi, Arnaldo me observaba siempre, sin decirme nada. A mí me resultaba un tipo curioso y tenía la sensación de que aquel hombre, estaba en el lugar inadecuado. Como tantos y tantos extranjeros que viajan a un país ajeno, cargados con sus títulos e ilusiones, encontrándose tan solo con desagradables decepciones al no poder establecerse en un puesto acorde a sus aspiraciones. Yo tuve la sensación de que él, era ese tipo de extranjero. Y quizás por su excesiva corrección, sentí que estaba fuera de lugar. Llegaba siempre antes de la hora a su trabajo...........Entonces se quedaba esperando a Candi, dormitando en el interior de su flamante BMW-750 de color negro con tapicería de cuero rojo. Otras veces, lo hacía a bordo de un Lancia Delta color rojo ferrari; Y otras, llegaba a su trabajo en un pequeño Peugeot de color gris marengo. ¡Todos ellos impecables!.
Antes de que sonaran las 16.00h. (en el campanario de la iglesia) salía del coche vestido con su traje bien planchado, se quitaba la americana y la doblaba del revés. Desprendiéndose de su corbata y cogiendo la ropa de trabajo (perfectamente colocada en un colgador) entraba en el bar con el orgullo digno de un Don Juan. Daba la sensación de que sus actos, formaran parte de un perfecto ritual establecido para ser objeto de todas las miradas vecinales. Y de ser así, ¡puedo dar fe, de que lo consiguió!
Ciertamente llamaba enormemente la atención, lo cuidadoso y metódico que aquel hombre era. Y porque a demás, a pesar de su poca corpulencia, se le llegaba a ver incluso elegante.

.......Y es que realmente Arnaldo, con estatura o sin ella, era un “tipo especial”. Durante los meses siguientes a nuestra inicial presentación en el bar (Arnaldo y yo) coincidimos unas cuantas veces más en el local, durante las cuales, me atendió correctamente, a la vez que seguimos observándonos mutuamente, sin encontrar ninguna justificación para mantener una conversación en condiciones…….Al menos, por mi parte. A mediados de Junio del 99, por fin entablamos conversación por primera vez. Y si la memoria no me falla, fue un buen amigo agente de la Policía Nacional, quien nos presentó…..– Buen chaval el Arnaldo, (me dijo)…..¡Buen chaval!. Mi amigo, a menudo lo llamaba “el Figuillo”.

.......Ese día, al entrar en el bar, me enteré de que alguna mujer compartía la vida de Arnaldo, ya que Javi, me lo presentó como casado. Detalle que el portugués corrigió rápidamente……– ¡Separado!, (dijo),……- ¡Separado!-. (Repitiendo insistente y puntualizando sílaba por sílaba).

.......Meses más tarde, hacia finales de Noviembre del 99, mis amigos del barrio (aquellos con los que me crié desde pequeña, incluido Javi, quién nos presentó oficialmente), entablaron una verdadera cruzada contra él, detonada por un exceso de celo hacia mi persona. Y creyéndose en la obligación de protegerme sin que yo lo pidiera, iniciaron una “caza de brujas”, para así evitar, que nuestra relación pudiera prosperar. Al parecer llegaron, incluso, a investigarlo policialmente. Aunque debo decir que su búsqueda fue infructuosa. Según dijeron, Arnaldo, estaba “limpio” de todo tipo de antecedentes.
Poco tiempo después, él y yo, comenzamos (de una manera extraña y sorpresiva para mi), nuestra convivencia en mi domicilio. Y coincidiendo con la noticia de que nuestra unión se había “consumado”, Candi le despidió (acusándolo falsamente de ladrón) después de haberle renovado el contrato por segunda vez. ¡Todo aquello parecía un “complot” para echar a ese camarero pequeño y menudo del barrio y separarnos a los dos!.
Yo era consciente de las tendencias políticas de algunos de mis vecinos y amigos y precisamente por ello, sabía que allí en el barrio, los “extranjeros eran bienvenidos”, siempre y cuando, supieran cual era “su sitio”. “Enrollarse” con alguien de los “suyos”, no sería visto con buenos ojos por ellos. ¡Juntos si!, pero no revueltos. También conocía las esperanzas que algunos de ellos abrigaban al creer que (en algún momento) conseguirían “mis favores”. Todo ello, era un perfecto caldo de cultivo para los celos y envidias que, se cernía amenazante, sobre nosotros dos. De pronto Arnaldo, pasó de ser el mejor empleado de Candi, el más honrado y cumplidor,…..”El Figuillo” del barrio, a ser.......lo peorcito del mismo. Humillado, maltratado y desanimado......En vísperas de las Navidades de aquel primer año, Arnaldo se encontró sin trabajo y traicionado por quienes había considerado sus amigos.
Tras mis repetidos intentos de averiguar por boca de su jefe……¿qué era lo que en realidad había sucedido?, sin conseguir tener suerte en ello (pues ni Candi, ni ninguno de mis amigos, supo concretar, ni justificar su despido), no pude menos que darle todo mi apoyo ante las diversas y mal intencionadas acusaciones. Pero la amistad que Arnaldo mantenía con un gitano (vecino de un barrio marginal de la ciudad), Toño, del cual se decía que “trapicheaba en asuntos feos”, no facilitaba el que yo pudiera apaciguar los ánimos de la gente que, hasta entonces, había creído que eran nuestros amigos, en contra del portugués.
En definitiva, nadie demostró que yo estuviese equivocada, pero mientras tanto, las acusaciones de ladrón, traficante, proxeneta y adultero, le llovieron al pobre Arnaldo por todas partes.

.......Harta de escuchar barbaridades, me decidí a dar apoyo al portugués en la denuncia contra Candi, por haberle despedido inadecuadamente. ¡Y ganamos! El juez de la Magistratura de Trabajo, consideró que aquel portugués serio y menudo, había sido despedido improcedentemente.
Yo me sentía satisfecha por haber resarcido de alguna forma al que ya en aquellos días, era mi nueva y recién estrenada pareja. Pero por otro lado, estaba muy triste al ver que todos los amigos que, en otros momentos creí tener y en los cuales siempre hube confiado, repentinamente, se habían convertido en seres egoístas, posesivos y racistas. No conseguía comprender. ¿Cómo era posible que las personas que decían que me querían, no entendieran lo feliz que yo era junto a él?
Me quedé sola al tomar partido por Arnaldo y dejé atrás a “mis amigos de toda la vida”. No tenía la menor duda de que mi actitud era la justa. Al menos, conseguí el apoyo de mi familia.

.......Tan solo había un par de cosas que ni a mi padre, ni a mi madre, les convencían de toda aquella “historia”. Y esas cosas eran……“Que del pasado de este Señor”, no se supiera nada más que lo que él quisiera contar y que además, tuviese una “Ex” histérica y problemática, ¡que encima! fuera la madre de su hija. Una menor. Eso, a ellos, no les gustaba nada por intuir que (a la corta o la larga), los problemas ocasionados por ella, se harían visibles en mi vida. Pero ya sabemos que la forma de ver las cosas de los padres hacia los hijos (o y viceversa), habitualmente, distan mucho de lo que nos gustaría a la mayoría. Casi siempre se discrepa. Ellos, recibieron a Arnaldo con mucha cautela.

Muchos de vosotros direis que en mi historia, ya se vislumbraban "cosas raras" y sin embrago, si lo analizamos más a fondo, no dista tanto de cualquier historia común de muchos separados.
Arnaldo fue discriminado y difamado en el barrio por enamorarse de una componente de un grupo al que le hicieron creer falsamente que pertenecía y en el que supuestamente, estaba integrado. La realidad demostró que no fue así.
Los intereses de esos supuestos "amigos", fueron valorados por mi parte, como creo que cualquiera de nosotros habría hecho. Quedó claro que su preocupación por mi vida, no era desinteresada.
En cuanto a la vida y el pasado de Arnaldo, creo que cualquier persona que supere los treinta años, comienza a recopilar vivencias y quizás, no todas sean "perfectas". Y quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
El tener determinadas amistades, no demuestra necesariamente que uno mismo tenga que estar implicado en ese tipo de vida.
El supuesto robo, tampoco fue demostrado, llegandose a admitir con los años, que había sido un montaje para despedirlo, sin más.
Y en cuanto a su Ex.............¿Quién hoy en día, superadas determinadas edades, no tiene una-un ex?................
Francamente creo que hasta aquí, nadie puede decir que yo me enamorara de una persona inadecuada. Quizás sí problemática por lo que movía o arrastraba pero, él en sí, no tenía niguna vida fuera de lo habitual de hoy.
No os parece?.................

NOTA: Los textos en negrita corresponden a pasajes de mi libro: "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los derechos de autor-2007.