Bienvenidos.

Amigos:


Todavía no tengo muy claro a qué extraño impulso ha respondido mi necesidad de crear este blog.


Hace algunos años, me vi envuelta en una cruenta realidad de la que aún no he conseguido salir del todo. El destino me jugó una muy mala pasada colocando en mi camino a alguien muy extraño y retorcido. El resultado de ese grotesco azar, me trajo problemas muy graves a mi vida. Problemas que "la justicia" alimentó y fomentó, riéndose de mi, con su mayor descaro.


Es posible que este blog, responda unicamente a mi necesidad de liberarme de todo aquello. O quizás, también forme parte de esa transmisión del conocimiento necesario que los seres humanos precisamos para estar alerta y atentos a los engaños.


Bien es cierto que nunca se aprende en cabeza ajena!......Pero no es menos cierto que ante el descubrimiento de determinadas manipulaciones, podremos valorar con mayor realismo hasta que punto debemos creer en todo aquello que se nos cuenta.


Dentro de unas semanas, seguiré explicándoos mi odisea.


Un saludo!.............

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Extractos de "Las Cosas que no se Deben Callar". Reservados todos los Derechos de Autor-2007. Retazos de una vida. Basado en hechos reales. Algunos de los nombres de los personajes han sido cambiados para guardar su identidad.
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viernes, 8 de febrero de 2008

11- DESDE NOVIEMBRE DEL 99, HASTA MARZO DEL 2000.

Durante el mes de Noviembre del 99 Aldo, se estableció definitivamente en mi casa y antes de que las Navidades fuesen celebradas, estaba en la calle despedido por ladrón.
No hará falta que os recuerde que nadie consiguió demostrar dicha acusación por lo que su despido resultó ser "improcedente". No volvió a ser aceptado por su jefe en el establecimiento y fue indemnizado por dicho despido hacia los meses de Marzo o Abril del 2000. Esas Navidades las pasamos en una permanente "Luna de Miel".
A pesar del desagradable despido, de quedarme aislada de mis amigos, de no facilitarme las visitas a mi familia y de sus problemas con mi perrito, Aldo y yo, disfrutabamos de los primeros meses de una idílica convivencia.
Mi negocio funcionaba a la perfección y nos permitía facilmente mantenernos sin níngún tipo de sacrificio. Dos coches, el suyo y el mio..........Dos plazas de parking, la suya y la mia...........Regalos, caprichos y extras para su ex y su hija. La manutención de dos personas y un perro y tener todos los pagos al dia.
En aquellos momentos, me sentía orgullosa de poderle dar a mi compañero el bienestar deseado y no dudaba de que no tardaría en encontrar una nueva ocupación y en esmerarse en hacerme más feliz aún.
Le había visto trabajar, sabía la confianza que mi amigo Candi (el dueño del bar) le tenía, antes del fraudulento despido. Era consciente de su avidez y audacia para resolver adecuadamente sus problemas.
Aldo era un hombre hecho a la calle, despierto, locuaz, brillante, de mente agil y resuelta, acostumbrado a salir a flote por sí mismo. Sería muy extraño que en poco tiempo, no consiguiera ocuparse. Sin embargo, los acontecimientos, no fueron como yo los había previsto. Celebradas las fiestas y el año nuevo, Aldo, siguió sin encontrar empleo.

Día a día veía como se angustiaba y se enfadaba porque tras las pruebas a las que se prestaba, no conseguía que nadie le hiciese un contrato. Se quejaba de que el racismo estaba presente en la ciudad y renegaba de los que se aprovechaban de tenerlo trabajando durante días, para después, ni tan siquiera pagarle las jornadas cumplidas.
Enero pasó y también Febrero y Marzo..........Con la llegada de la Semana Santa, las cosas comenzaron a torcerse para mi.
Sin los ingresos de Aldo y el ritmo que estábamos manteniendo, debíamos preveer y comenzar a reducir los gastos. Tal y como se planteaban las cosas, parecía que su ausencia de trabajo, podría ser mas larga de lo que en inicio debió ser.
Si durante los meses anteriores él, se había mostrado en perfecto equilibrio y feliz, su ausencia de ocupación lo estaba llevando a una situación de nerviosismo y desánimo que a mi, no me gustaba en absoluto. Sabía que si caía en una depresión, sería mucho más complicado que rehiciera su situación. Así que intenté por todos los medios animarlo sin presionarlo y no dejar que se hundiera ante su frustración laboral.
Pero poco a poco me fui dando cuenta de que aunque yo consiguiera levantarlo y animarlo, él se volvía a hundir cada vez que visitaba a su hija en casa de su ex. Y tras la visita, el desánimo le duraba semanas.
Lo cierto es que tras esos meses de convivencia, había podido comprobar las broncas y enfrentamientos tan enormes y desmedidos que ellos dos mantenían por teléfono, según él, porque Flor le reclama la pensión de su hija.
Si mi comercio había facturado favorablemente durante los años anteriores, el 2000 y 2001 fueron años extraños en los que con la entrada del euro, la economía se hizo muy variable.
Yo no podía comprometerme a seguir manteniéndolo todo sin su ayuda. Si queríamos seguir juntos, tenía que encontrar un trabajo y participar de los gastos del hogar. Pero también era consciente de que, existiendo una niña de tres años de edad y con una madre enferma de diabetes, era necesario colaborar con ellas, al menos, hasta que él solucionase su problema.
Me encendía y me ponía muy nerviosa cuando después de estar callándome toda la semana, intentándo darle ánimos y que siguiera buscando en los anuncios de los periodicos mientras yo le redactaba sus curriculums, ella, en una sola tarde, conseguía hundirlo hasta límites insospechados.

La triste realidad fue que, pasados los cuatro años de convivencia con él, tan solo hubo trabajado por un espacio de un año y dos meses, repartidos en un periodo de nueve meses en otra empresa de la que también fue despedido por robo y diversos empleos en los que, según él, tras pocos dias de trabajo, le habían "tomado el pelo".
Así que, yo sepa, ni a mi llegó a darme jamás una triste mesualidad de colaboración en los gastos de casa, ni indemnización alguna, ni dinero de casi ningún tipo y a Flor, la pensión de la niña, no le fue pagada más allá de los tres meses que yo se la di a él para que se la diera a ella. Después de esos tres meses Aldo, se enfadó y decidió que debía ser la madre quién trabajara para mantener a su hija.
Pero esa fue otra extraña historia de las tantas que viví con ellos dos.

Ahora, cuando miro atrás me pregunto, si realmente se llegaron a conocer en aquel bar de aquel pueblo, aquella noche de copas.......O en verdad se conocieron en algún psiquiátrico de la ciudad.
La extraña relación de amor-odio que ambos tenían establecida, no llegué a entenderla........hasta el final.

jueves, 17 de enero de 2008

2- PATRÓN DE LA VÍCTIMA.

Otra de las cuestiones que más debatidas estaban en aquellos años y que posiblemente aún hoy creen polémica, es ese manido y supuesto "patrón de las Víctimas de Malos Tratos".
Pues bien, aquí os expreso como era yo en aquel entonces, para que podais valorar si realmente existe algún tipo de similitud entre mi historia, mi vida y mi forma de ser, en relación a otras tantas víctimas de las cuales, en algún caso, quizás podais conocer. Comparad y deducid.

"Siempre pensé que el estado natural del ser humano, era vivir en paz respetándose a uno mismo, respetando las normas y respetando a todo cuanto nos rodea. Disfrutar compartiendo, con aquellos a quienes amamos, de todas esas maravillosas cosas que nos ofrece la vida, creí que serían los objetivos que mayor gratificación aportarían a mi existencia. Ayudar y ser ayudado……Amar y ser amado…….Escuchar y ser escuchado…...Compartir……
También sabía que son numerosas las ocasiones en las que, un ser humano, comete errores y que, así mismo, son muchas las veces en las que, por fortuna la vida, nos permite rectificar adecuadamente. Aunque ello implique, “volver a empezar” de una manera dolorosa y traumática. Precisamente por todo eso, nunca creí que “olvidarme” de mí misma, en algún momento de mi camino y entregarme al amor y al “romanticismo”, pudiese llegar a salirme tan caro y ocasionar tanto sufrimiento en mi vida y en mi entorno.
Yo era de aquellas chicas que se habían formado al ritmo de las canciones de Simon & Garfunkel, Cat Stevens, Supertamp y Pink-Floid…..Falla o Chopin……Al amparo de las novelas de Alejandro Dumas, los poemas de Antonio Machado o las peripecias de los Super Heroes de “La Marvel”…….Yo era alguien a quién le encantaban las tétricas leyendas de Bequer y más aún la fantasía y alucinaciones de Edgard Alland Poe. Prefería las películas de Walt Disney y las de Woodi Allen antes que, la Matanza de Texas o Los Niños del Maiz……Las distintas dinastías de los Egipcios y las correrías de Marco Polo por el mundo……O la vida y la obra del “Loco del Pelo Rojo” y del genial Dalí.
Yo era de aquellas personas que se deleitaban admirando como crecían las plantas, el brinco de un caballo o simplemente observando, la alegría que expresaba mi familia al estar todos juntos.
En aquellos tiempos, era de esas chicas “inocentes y tontas” que todavía creían en “hacer el bien” antes que “hacer el mal”……En el amor verdadero y de por vida……En la lucha de los ideales……En que “Dios está en todas partes y nos protege de la adversidad y de los demonios que nos rondan”. Y también creía entonces…….Que la “justicia”, era justa y sabia.
Sabía que en ocasiones, nos cegamos en mantener y defender ridículas guerras o fantasías inalcanzables, sin darnos cuenta de nuestras propias limitaciones. Y también sabía que la lucha, nos podría resultar mucho más dura y laboriosa de lo que, en un inicio, hubiésemos podido prever, aunque no por ello, debía dejar de intentarlo. Era consciente de que, quizás, ese fuera parte del riesgo que entraña “el amor” y la vida. Posiblemente por ello, nunca me acobardé a pesar de los problemas que hubiesen. Mis padres me enseñaron a ser así. A luchar. A no flaquear…..A disfrutar y valorar los triunfos conseguidos con el esfuerzo, la constancia y el tesón. A disfrutar de la superación del día a día…..¡De la superación de “esos” problemas!. A ser valiente y ser fuerte……¡No podía ser todo romanticismo y “sensiblería”! Algo que por otro lado, seguramente, era excesivo en mi. Tenía que aprender a manejar todos esos valores, además de mi sensibilidad.
Mi familia también me enseñó a no perder la dignidad y la honestidad. Y supongo que por todo eso, nunca fui transgresora de nada, además de mantenerme siempre al margen de las personas que escogen vivir en “permanente riesgo”.
Quizás fui algo rebelde y a mi aire, como “buena” artista…….Pero sin dañar a nadie, ni a nada…….¿Transgresora?......de nada. Más bien dócil y obediente……Incluso sumisa, en algunas cuestiones. Mi severo colegio, supo inculcarme bien lo que era la obediencia.
Por todo ello, con una vida tan “rica” y tan “normal”…….En definitiva, una vida feliz y plena, nunca pude imaginarme que, para cuando consiguiera despertar de este extraño estado de catarsis (que aquí me he animado a relatar), observaría entre sollozos y lamentos que, lejos de haber cumplido alguno de mis ideales o ayudar a nadie……O incluso, haberme ayudado a mí misma….. lo único que hube conseguido fue, haber perdido mi dignidad y destruido lo que con tanto trabajo, esfuerzo e ilusión, había sido construido años antes.
¡Qué desagradable se hizo ver que todo aquello en lo que había creído hasta entonces y por lo que siempre hube luchado, no me sirvió para nada!
Admitir que no podemos ayudar a quién no desea ser ayudado, también fue parte de ese duro aprendizaje.
Ahora creo que ello, debe ser prioritario para evitarnos ese odioso sentimiento de frustración y problemas innecesarios." ......

Reservados todos los derechos de autor-2007. "Las Cosas que no se Deben Callar".